Page 735 - El Misterio de Belicena Villca
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–¡Dos estrellas que se destacan! ¡Dos estrellas, más brillantes que todas
las otras, avanzan y se sitúan en lugar central, bajo el pie de la Virgen de la
Espiga, cerca del Cuervo!
–¿Qué ves ahora? –inquirió.
–¡Las constelaciones parecen más vivas que nunca, los Arquetipos vibran
en el Cielo, animales de todas clases se aprestan a descender ! ¡Los veo y
escucho sus sonidos!
En verdad, el sonido de los animales celestes se había tornado tan real,
que sólo al quitar por un instante la vista de la matrix comprendí que ciertamente,
algunos de ellos estaban presentes a mi alrededor: distinguí con sobresalto tres
rugidos, y por eso dirigí esa fugaz mirada hacia el entorno; eran el gruñido del
cerdo, el ladrido del perro, y el rugido del oso. Con creciente espanto,
comprobé entonces que las nubes ectoplasmáticas que flotaban sobre los
cadáveres de Bera y Birsa, habían adquirido la inconfundible forma del jabalí :
sobre los cadáveres de los asesinos orientales, se materializaban dos enormes
jabalíes blancos, que gruñían amenazadoramente y mostraban en sus cuerpos
los mil ojos de Avalokiteshvara, los mil ojos del Anima Mundi, los mil ojos de El
Uno, los mil ojos de Purusha. Los perros daivas se habían aproximado, sin dudas
llamados por tío Kurt, y parecían verlos sin problemas porque les ladraban con
ímpetu incontenible.
Pero la impresión más grande la llevé al observar a tío Kurt ¿Cómo
explicar lo que vi? Sólo quizás diciendo que su forma cambiaba ; que por
momentos era tío Kurt y por momentos un enorme oso iracundo, un ursus
terrificus. Mas tal explicación no sería del todo correcta porque, ciertamente, tío
Kurt se había convertido en un Hombre-oso : era el furor de tío Kurt, el Furor
del Guerrero Oso, el berserkr gangr, la fuerza que lo transformaba. Busqué a
tío Kurt con la mirada y descubrí a un Berserkr, a un Guerrero de la Orden
Einherjar de Wothan, a un Iniciado Hiperbóreo en las Vrunas de Navután. Y la
mirada regresó espantada a los ojos, acompañada por un violentísimo rugido y el
movimiento acompasado, casi Ritual, de sus zarpas poderosas. Pero cuando
habló; era nuevamente tío Kurt.
–¿Qué ves ahora? –exigió.
–¡Las dos estrellas más brillantes se han transformado en dos Jabalíes
gemelos!
–¿Qué ves ahora?
–¡Los Jabalíes huyen despavoridos y buscan la protección de su Madre, el
Dragón del Universo!
–¿Qué ves ahora?
–¡Veo a los Jabalíes guarecerse en el regazo del Dragón! Y veo al Dragón:
tiene mil cabezas y mil ojos; y en cada cabeza una Estrella de David; y en cada
cabeza aparece el Rostro de Binah; y sus mil bocas cantan la Canción del
Cordero. El Dragón acuna en sus brazos al Cordero y los Jabalíes, a diestra y
siniestra, gruñen sin cesar. Y haciendo coro al Dragón, y a los Jabalíes, las tres
cuartas partes de las estrellas del Cielo cantan así:
¡Avalokiteshvara.
Gran Madre Binah!
¡Ya llega, ya llega.
¡El Holocausto Final!
–¿Qué ves ahora?
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