Page 742 - El Misterio de Belicena Villca
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–Los Jabalíes gemelos han subido al Cielo estrellado buscando al Dragón.
                 Pero el Dragón no está en el Cielo sino en la Batalla Final. Y los Jabalíes se han
                 convertido nuevamente en estrellas, y se han situado bajo los pies de la Virgen,
                 cerca del cuervo. Y en el cielo faltan muchas constelaciones, como un libro de
                 imágenes al que le hubiesen arrancado muchas páginas.
                        –¿Qué ves ahora?
                        –Las estrellas del Cielo,  todas las que quedaban, abandonan sus
                 puestos y giran en torno de las dos estrellas-Jabalí. ¡Es el chaos primordialis, la
                 massa confusa !
                        –¡Proyectaré el Signo del Origen sobre la massa confusa! –gritó tío
                 Kurt. Al parecer ubicado ahora muy cerca mio, a mis espaldas. Imaginaba sus
                 cuencas vacías y negras, profundas e  infinitas, asomándose al recipiente
                 alquimista, cuya superficie brillante alojaría sin remedio lo que él era: el Signo
                 del Origen, el Signo del Vril, la Marca de la Virgen, el Signo de Lúcifer, el
                 Signo de Shiva . Lo imaginaba, pues no deseaba mirarlo y ver, como antes, a la
                 Muerte Frya, al Hombre Oso y al Hombre Lobo.
                        En la  matrix, la superficie del  Sulphur Philosophorum mostraba la
                 imagen de un remolino de  lumen naturae que giraban alrededor de las dos
                 estrellas gemelas, las mónadas de Bera y Birsa . Cuando la primera Runa se
                 reflejó sobre ellas, perdieron gran parte de su brillo y comenzaron a solidificarse.
                 Y así continuaron, opacándose y solidificándose, a medida que se sucedían las
                 siguientes Runas. Y cuando, al fin, se  hubieron plasmado las trece Runas, las
                 dos estrellas experimentaron una metamorfosis y se transformaron en flores de
                 Piedra . Entonces, como si tío Kurt me hubiese hecho la pregunta, describí en
                 voz alta lo que veía:
                        –Las estrellas son ahora dos  flores de piedra; son dos  padmas o lotos:
                 Esther es el nombre de esas Piedras. Y las trece Runas se mueven y se asocian
                 entre sí de incomprensible manera.  Y las trece Runas  forman un Signo que
                 desintegra al remolino, al chaos confusum, y lo reemplaza por las tinieblas más
                 impenetrables; sólo las flores de piedra han quedado en el  Sulphur
                 Philosophorum  : y ahora se  precipitan al fondo de la  matrix.  ¡Opus
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                 consumatum est!
                        –¡Posees ahora dos  lapis philosophorum  ! –dijo tío Kurt– ¡Tú has
                 completado la Obra, por intermedio de la Virgen, porque tu has visto la Obra !
                 ¡Y tú has recibido el descensus spiritus sancti creator ! ¡Eres igual que Yo, y
                 Yo soy igual que tú! ¡Naturalissimun et perfectissimun opus est generare tale
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                 quale ipsum est!  . De improviso caí en la cuenta que se habían acallado los
                 rugidos, gruñidos y ladridos. Me volví bruscamente y busqué a  tío Kurt con la
                 mirada: no lo vi por ninguna parte. En cambio observé dos manchas blancas que
                 se alejaban hacia el cielo. Agucé la vista y creí distinguir dos Jabalíes que huían
                 presa del pánico, con el  pelo erizado y gruñendo de terror. La Naturaleza se
                 había aquietado y las nubes ectoplasmáticas ya no estaban sobre los cadáveres
                 de los asesinos orientales. ¡Los Jabalíes eran las Almas de Bera y Birsa que
                 huían hacia el Principio del Tiempo! ¿Había dado resultado el plan, al fin y al
                 cabo, pese a la intervención de Avalokiteshvara? ¿Cómo lo había logrado tío
                 Kurt, cómo consiguió que la Piedad de la Dea Mater no calmase el pánico de los
                 Inmortales Bera y Birsa? Sí, ahora lo recordaba:  con sus corazones en el

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                   La Obra está realizada.
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                   La Obra más natural y perfecta consiste en crear algo igual a Si Mismo.
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