Page 103 - Mitos de los 6 millones
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cabo, la única manera, históricamente seria, de abordar el problema. Veamos. Se nos pide
                        que creamos que los nazis no dejaron nada escrito referente a su política de exterminación de
                        los judíos. Se nos pide que creamos que todo se genero a base de órdenes orales. Y que
                        cuando Himmler, Goebbels o Kaltenbrunner hablaban de «Solución Final», se referian a
                        «exterminio». Es un hecho bien establecido que no se ha encontrado ninguna orden escrita
                        referente a ningún exterminio, total o parcial, de los judíos ni de ningún otro grupo étnico.
                        Es decir, la evidencia de un programa de exterminio no se encuentra en el material histórico
                        – documentos oficiales – que constituye, precisamente, la base para escribir Historia. Este
                        es un hecho relativamente esotérico, conocido sólo por unos pocos. Y, no obstante, el
                        Doctor Kubovy, Director del Centro Mundial de Documentación Judía Contemporanea de
                                                                      1
                        Tel-Aviv, reconoció en el órgano oficial del Sionismo francés  que no existe ni una sóla
                        orden de exterminio, escrita, de Hitler, de Himmler, de Heydrich, de Goebbels, ni de ningún
                        jerarca nazi.
                              Estamos dispuestos a admitir que seria bastante sencillo utilizar eufemismos, en un
                        pequeño número de documentos de alto nivel, dirigidos a jerarcas de elevado rango, y en
                        temas que se refirieran a política general, pero la ausencia total de evidencia escrita relativa
                        al programa de exterminio va mucho más allá de tales documentos, y no es posible
                        imaginar que un programa de exterminio pudiera haber sido llevado a cabo sin dejar traza
                        alguna en el papel. Las operaciones en gran escala necesariamente generan papel por
                        razones puramente técnicas; los ingenieros, constructores, ejecutivos y otros técnicos
                        necesitan documentos para llevar a cabo su trabajo. Quienquiera que haya desarrollado un
                        trabajo de dirección, por modesto que sea, sabrá que esto es cierto. Para ilustrar esta
                        aseveración consideremos el método especifico mediante el cual los exterminios – según se
                        asegura – fueron.perpetrados en campos como el de Auschwitz. Primero, las victimas eran
                        gaseada. Luego, para hacer desaparecer el cuerpo del delito, los cadáveres eran incinerados en
                        crematorios especiales que habían sido construidos expresamente con este propósito, de
                        manera que tanto los crematorios como las cámaras de gas estuvieran integradas en el
                        mismo edificio.
                              Un tal complejo de asesinato industrial hubiera debido generar una evidencia escrita,
                        por la simple razón de que ella hubiera sido necesaria para llevarlo a la práctica. Y no hay –
                        ya lo hemos visto – ni un sólo documento escrito que atestigüe la existencia de las
                        «cámaras de gas», a no ser que se considere «evidencia» unas cuantas facturas de la casa
                        Degesch, a nombre de la administración de los campos, por la vonta de un determinado
                        número de barriles de Zykion B, un conocido insecticida. Los defensores del Fraude
                        explican esa ausencia de documentos en base a la supuesta politica del secreto, un secreto
                        que debió ser compartido – ya lo hemos dicho antes – por decenas de millares de personas,
                        lo cual es imposible. Pero, además, preguntamos: ¿Por qué no se extendió esta politica del
                        secreto a los hornos crematorios? ¿Por qué hay tantisima evidencia documental  sobre los
                        crematorios, y nada en absoluto sobre las «cámaras de gas»? Los campos de concentración
                        alemanes, como todas las comunidades modernas de una cierta envergadura, disponían de
                        crematorios convencionales para incinerar los cuerpos de los que allí morían. No obstante,
                        el Fraude asegura que esos crematorios fueron cosntruídos para cumplir las funciones de un
                        programa de exterminación, y que estaban integrados con las cámaras de gas. Si los
                        alemanes fueron tan cuidadosos en no dejar ni un sólo documento sobre sus cámaras de gas
                        ¿por qué escribieron con tanta prolijidad acerca de los crematorios, asociados, según se nos
                        quiere hacer creer, con aquéllas?
                              La respuesta es simple. Los crematorios no tenían nada que ver con las «cámaras de
                        gas», que, sencillamente, nunca existieron. Aquéllos tenían, como única función, incinerar
                        los cuerpos de los muertos a causa de los «raids» aéreos de la aviación Aijada,y,


                        1   «La Terre Retrouvée», 15-XII-1966.

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