Page 37 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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Conferencia del Desarme. El Gobierno notifica también su separación de la Sociedad de
las Naciones y además su inquebrantable voluntad de paz declarándose dispuesta a
tomar parte fuera de la Sociedad de las Naciones en todas aquellas acciones
internacionales que estén dedicadas a asegurar la paz europea”.
El Gobierno alemán dio a conocer cuatro días más tarde un memorándum en el que,
entre otras cosas, se proponía la creación de un ejército de 300.000 hombres, siempre
que las demás potencias estuvieran conformes en limitar sus armamentos a los que
tenían en aquel momento.
El pueblo alemán aprobó la política del Gobierno nacionalsocialista, reforzó así ante el
mundo entero su sentimiento de orgullo, de nuevo recobrado, y recuperó al mismo
tiempo su plena libertad de acción.
Todavía estaba el mundo bajo la fuerte impresión de este enérgico paso y del último
plebiscito alemán cuando un breve comunicado del 15 de noviembre sobre una
conversación sostenida entre el Führer y Lipski, nuevo embajador polaco en Berlín,
provocó una nueva sensación. Se hizo saber que las conversaciones sobre las relaciones
germano-polacas habían dado por resultado la plena conformidad de ambos gobiernos.
Todas las cuestiones referentes a ambos países debían ser tratadas por el camino de las
negociaciones directas; para mantener la paz en Europa renunciaban ambos países al
empleo de la fuerza.
Unos días más tarde el Führer tuvo una conversación amistosa con el embajador
francés, François Poncet, en la que se trató del desarme y de la cuestión del Saar. El 11
de diciembre llegó a Berlín el Sr. Suvich, secretario del ministro de Relaciones italiano.
Como se ve, el primer año de Gobierno nacionalsocialista estaba bajo el signo de una
intensa actividad de política internacional para restablecer el honor alemán y la igualdad
de derechos.
Año 1934
A principios de año, el 26 de enero, se concluyó el pacto entre los gobiernos alemán y
polaco que fijaba los tres puntos siguientes:
1. Ambos gobiernos declaran su intención de entenderse directamente en las
cuestiones referentes a sus relaciones recíprocas, cualquiera que sea la naturaleza de
aquellas.
2. En el caso en que surgieran cuestiones litigiosas entre ambos, y no se pudiera
lograr su solución por negociaciones directas, buscarán en cada caso, y basándose en la
conformidad recíproca, una solución por otros medios pacíficos, sin perjuicio de la
posibilidad de emplear en caso necesario aquellos procedimientos ya previstos para
tales casos en los tratados en vigor, acordados entre ambas partes. En ningún caso
emplearán la fuerza para tratar de resolver tales disensiones.
3. La garantía de la paz, creada así por estas bases, facilitará a ambos gobiernos la
gran tarea de encontrar soluciones para los problemas políticos, económicos y culturales
que descansen sobre un equilibrio justo y razonable de los intereses respectivos.
A este acuerdo se acompañó un protocolo económico para suprimir la guerra aduanera y
para crear la base de un comercio más intenso.
Cuatro días más tarde, el Canciller en su discurso ante el Reichtag declaró que en el
momento de la toma del poder, las relaciones entre ambos países habían sido algo más
que poco satisfactorias. Ha existido el peligro de que de las diferencias existentes, cuyas
causas residían en la distribución territorial ordenada por el Dictado de Versalles,
surgiera una hostilidad y amenazara convertirse al cabo del tiempo en una “hostilidad
hereditaria”.
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