Page 38 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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Este acuerdo fue hecho de modo tal que ambas naciones pudieran obtener mediante el
las mayores ventajas. El Führer, refiriéndose a un ejemplo concreto, indicó que las
diferencias en la vida de los pueblos no deben impedir aquellas formas de las relaciones
recíprocas que sirvan a la causa de la paz, es decir, del bienestar. El Canciller, de un
modo leal y sincero, trató de estudiar los problemas de ambos países directamente en
vez de confiar a otros su solución.
El Gobierno alemán encontró la misma opinión en el jefe del Estado polaco, Mariscal
Pilsudski. Esta coincidencia hizo que cuajara su espíritu en un tratado que había de ser
beneficioso tanto al pueblo polaco como al alemán y, por lo tanto, constituye una
contribución muy importante para el mantenimiento de la paz en general.
El ministro de Relaciones Exteriores polaco, Beck, expresó su parecer de que había
comenzado una nueva y mejor época en las relaciones con Alemania. Con especial
satisfacción reconoció en este acuerdo un trabajo constructivo que podía enfrentar el
pesimismo que iba ganando cada vez más terreno en las relaciones internacionales.
Hitler mostró con este tratado, que fue una sorpresa para el mundo entero, la exactitud
de su tesis de que los tratados directos, entre dos, son preferibles a los colectivos.
Otros acontecimientos importantes de este año: la unificación de las medidas
preparatorias alcanzadas en Ginebra para el plebiscito del Saar, al cual se le fijó la fecha
del 13 de enero de 1935; además, el encuentro de Mussolini con Hitler en Venecia.
Año 1935
Del cúmulo de acontecimientos de política internacional de este año, en cuyo comienzo
tuvo lugar el plebiscito casi unánime del Saar, destacaremos sólo unos cuantos que son
característicos para señalar el camino de la política alemana internacional.
El 15 de marzo, la Cámara francesa aprobó la ley del servicio militar por dos años.
Adolfo Hitler recibió esta noticia en Berchtesgaden, partió hacia Berlín en aeroplano y
convocó con urgencia al Consejo de ministros: en la tarde del 16 de marzo se dio la ley
“sobre la reorganización del ejército”. Esta ley se compone de 3 sencillos artículos de
gran importancia histórica:
Art. 1. Se establece el servicio militar obligatorio.
Art. 2. El ejército alemán, en pie de paz, incluyendo los grupos de policía incorporados,
consta de 112 cuerpos y 36 divisiones.
Art. 3. Las leyes complementarias sobre la reglamentación del servicio obligatorio serán
presentadas inmediatamente por el ministro de la Defensa al Gobierno.
Con esta medida se aseguraba Alemania la soberanía defensiva y rompía así la cadena
más fuerte del Dictado de Versalles.
El Gobierno de Hitler razonaba, en una proclamación dirigida al pueblo alemán y a todo
el mundo, el carácter e importancia de esta medida. En vano protestaron las otras
grandes potencias europeas, en vano tomó la Sociedad de las Naciones una resolución
en la cual se hizo constar la infracción de las obligaciones alemanas contra la
comunidad de los Estados. El Gobierno alemán protestó en una nota contra la opinión
de la Sociedad, opinión que calificaba como una renovada humillación negando, a los
gobiernos que participaron, el derecho a juzgar sobre Alemania.
Entre tanto y también en el mes de marzo, llegaron a Berlín el ministro de Relaciones
Exteriores inglés, Sir John Simon y el Lord del Sello privado Anthony Eden. El
comunicado común de las conversaciones sostenidas manifiesta que “se había fijado
una posición totalmente clara de las concepciones de ambos gobiernos” y señalaba
además que “estos con su política intentan asegurar la paz de Europa fomentando la
colaboración internacional”.
En las conversaciones sostenidas con los representantes ingleses, Hitler expuso la
opinión alemana al plan referente al Pacto Oriental que, propuesto por el ministro de
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