Page 131 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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TRAGEDIAS  DE  EURÍPIDES  DE  415  A.  J.  C.  ISS

      del  año  416  a,  J.  C.  ocurrió  un  hecho  de  muy  poca  importancia  mili­
      tar,  al  que,  no  obstante,  Tucídides  dedica  veintiséis  capítulos  con­
      secutivos  en  una  parte  significativa  de  su  obra,  aquella  que  figura
      inmediatamente  antes  de  la  catástrofe  final.  Me  refiero  — huelga  ad­
      vertirlo—   al  asedio  y  captura  por  parte  de  los  atenienses  de  la  pequeña
      isla  neutral  de  Melos,  a  la  matanza  de  todos  sus  varones  adultos  y
      a  la  esclavización  de  sus  mujeres  y  niños.  La  isla  carecía  de  impor­
      tancia  estratégica.  Su  conquista  no  surtió  efecto  de  que  haya  cons­
      tancia  en  la  historia  subsiguiente.  Y   todas  las  consideraciones  que
      se  hacen  en  los  veintiséis  capítulos  de  diálogo  mélico  no  se  consagran
      a  problemas  políticos  o  militares,  sino  exclusivamente  a  enunciar  una
      posición  moral  o  no  moral,  la  afirmación  por  el  partido  ateniense  de
      la  guerra  de  un  evangelio  de  pura  hybris,  de  la  especie  de  hybris  que
      en  la  tragedia  y  en  otra  literatura  de  fantasía  acaba  siempre  en  un
      derrumbamiento,  como  acaba  en  la  historia  de  Tucídides.
         Ahora  bien,  sabemos  por  Eliano  la  fecha  en  que  se  compusieron
      Las  Troyanas  y  el  nombre  de  las  demás  obras  de  la  tetralogía  a  que
      pertenecían.  “ Eurípides  quedó  en  segundo  lugar  en  el  concurso  con
      Alejandro,  Palamedes,  Troyanas  y  el  drama  satírico  Sísifo.”  Por
      citas  y  referencias  saberlos  también  algo  del  asunto  de  estas  obras.
      Y   se  nos  plantea  la  cuestión  de  si  no  habrá  alguna  unidad  de  tema
      o  de  propósito  que  corra  por  dentro  de  toda  la  tetralogía,  o  bien  si
      Las  Troyanas  es  obra  que  se  levanta  solitaria  en  su  mensaje  trágico.
      Este  último  punto  de  vista  es  el  generalmente  admitido :  tanto  el
      Alejandro  como  el  Palamedes  parecen  a  primera  vista  obras  román­
      ticas  de  tipo  bastante  corriente,  sin  doctrina  trágica  dentro.  Pero
      examinemos  la  cuestión  más  de  cerca.
         Probablemente,  el  asunto  del  Alejandro  puede  deducirse  de  Hi-
      gino  jab.  91.  Hécuba,  reina  de  Troya,  estando  encinta  soñó  que
      daba  a  luz  a  una  antorcha  y  que  de  ésta  brotaban  serpientes.  Los
      profetas  dijeron  que  al  niño  había  que  darle  muerte  al  nacer.  El
      niño  fue  entregado  a  uno  de  los  criados  de  Príamo,  con  orden  de
      matarlo,  pero  éste,  por  piedad,  lo  dejó  abandonado,  envuelto  en  una
      talega  de  cuero,  πήρα,  en  un  lugar  en  que  fue  encontrado  por  unos
      pastores  de  montaña  que  lo  criaron  como  si  fuera  suyo.  Le  dieron  el
      nombre  de  Paris,  de  πήρα.  Paris  creció  en  la  esclavitud,  se  hizo  bo­
      yero,  y  tenía  puesto  especial  orgullo  en  un  cierto  toro.  Muchos  años
      después,  a  Hécuba,  cuya  pena  no  se  había  extinguido  nunca,  se  le
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