Page 138 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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         Snell  señala  que  en  ciertas  urnas  etruscas  hay  una  pintura  de
      Alejandro  con  gorro  frigio,  rama  de  palma  y  espada  ante  un  altar;
      contra  él  se  dirigen  un  joven  con  una  espada  y  una  mujer  con  un
      hacha.  Snell  supone  que  la  mujer  es  Hécuba;  yo  diría  que  es  Casan-
      dra.  Las  urnas  presentan  también  una  figura  de  Afrodita,  lo  cual  hace
      pensar  que  Afrodita  recitara  el  epílogo  ordenando  la  reconciliación
      de  los  enemigos  y  quizá  prediciendo  la  expedición  de  Alejandro  a
      Grecia,  Esto  lo  corroboran  bastante  las  referencias  a  Afrodita  en  la
      escena  de  Helena  en  Las  Troyanas 10.
         A   primera  vista  no  parece  haber  mucha  reacuñación  de  conven­
      ciones  en  esta  obra,  aparte  de  los  acostumbrados  tópicos  románticos.
      El  esclavo  es  mejor  que  el  hombre  libre;  los  príncipes  de  elevada
      alcurnia  son  vencidos  por  el  boyero,  y  los  celos  de  que  después  son
      presa  demuestran  que  en  su  corazón  se  aloja  la  verdadera  naturaleza
      del  esclavo.  Es  éste  un  tono  bastante  corriente  en  obras  de  sello
      romántico,  y  en  la  que  ahora  nos  ocupa  incluso  el  valor  que  podría
      atribuírsele  queda  anulado  por  el  hecho  de  que  el  presunto  esclavo,
      el  boyero,  sea  en  realidad  príncipe.  Todo  lo  que  queda  es  la  tesis  no
      demasiado  sensacional  de  que  las  riquezas  estropean  al  que  las  posee
      y  que  la  pobreza  forma  el  carácter.  En  la  medida  en  que  la  conocemos
      por  los  fragmentos  que  se  conservan,  podría  leerse  la  obra  entera  como
      si  fuera  una  obra  romántica  corriente  de  intriga,  de  no  ser  por  una
      cosa :  no  debemos  echar  en  olvido  que  este  valiente  y  hermoso
     boyero  que  ha  sido  salvado  de  la  muerte  en  la  montaña,  que  lucha
      con  los  príncipes  por  su  toro  favorito,  que  es  calumniado  y  atrope­
      llado  y  amenazado  de  muerte,  pero  que  en  el  último  momento  es
      reconocido  y  devuelto  a  su  madre,  que  siempre  lo  ha  llorado,  es  en
      realidad  la  antorcha  festoneada  de  serpientes  cuya  vida  significa  la
      ruina  de  su  patria.  Casandra  sabía  que  su  muerte  era  lo  acertado;
      perdonarle  la  vida  era  lo  funesto.  Pero  claro  está  que  nadie  creyó  a
      Casandra.  Como  dice  ella  de  sí  misma;

                  προς  των  παθο'ντων  καν  κακοισι  κειμένων
                   σοφή  κέκλημαι,  πριν  παθεϊν  δέ  μαίνομαι11.



        ίο  Troy,  gig,  94°>  9^3 ·
        11  Nauck,  Adesp,  414·
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