Page 139 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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TRAGEDIAS DE EURÍPIDES DE 4 1 5 A. J. C.
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A todo lo largo de la obra nos alegramos de las cosas que habrán de
traer males, y tememos que suceda lo único que puede suponer se
guridad. Y el aparente buen final consiste en que Hécuba acoja en
su corazón a la antorcha y la sierpe. El verdadero comentario sobre
el buen final se hace en la tercera obra de la trilogía 12, donde An-
drómaca dice que ahora se amontona un infortunio sobre otro: “ Por
la ira de Dios fue por lo que escapó de la muerte tu hijo Paris, quien
en aras de su odioso amor demolió las torres de Troya. Por eso, los
cadáveres de los hombres muertos están tendidos en sangre bajo los
ojos de Palas, y los buitres los desgarran; no dejó de traer a Troya
el yugo de su servidumbre.”
Lo que tenía traza de victoria era en realidad derrota: lo que
parecía que era evitar el mal era rechazar la salvación: la cosa amada
era la que debía abominarse, y el valiente joven y hermoso príncipe
resultaba ser la maldición personificada del país.
Yo me atrevería a insinuar que esta última concepción entrañaba
para la mente griega ciertas connotaciones que nosotros estamos pre
dispuestos a no captar. Los mitos griegos, y quizá en particular los
del drama griego, se sirven mucho de hijos expósitos que luego
resultan ser príncipes. Son, por lo común, fruto del amor prohibido
de una muchacha y un dios: muy a menudo son gemelos: a veces
son portadores de algún anatema o cosa parecida que es anterior a
su nacimiento. Podemos dejar a un lado las distintas parejas de ge
melos : Anfión y Zeto, abandonados por su madre Antíope : Eolo y
Beoto por Melanipa ; Euneo y Toas robados a Hipsípila ; Rómulo
y Remo robados a Rhea Silvia, etc. Aparte de gemelos tenemos a
lón, hijo expósito de Apolo y Creúsa : Télefo, hijo expósito de He
racles y Auge; Hipótoo, hijo expósito de Poseidon y Alope; Perseo,
hijo expósito de Zeus y Dánae, y varios otros. Todos empiezan su
vida e historia como expósitos desconocidos, con el mundo en contra
de ellos, hasta que acaba por reconocerse su linaje real. El motivo ha
sido extraordinariamente persistente en toda la historia de la litera
tura romántica. Dentro de la gran inventiva y variedad de los asuntos
de Menandro, esta figura de hijo expósito conserva su puesto con tal
12 Troy. 597 ss.