Page 180 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
P. 180

1 8 4          GRECIA  CLÁSICA  Y  MUNDO  MODERNO

     y  gramática.  Protágoras  dividió  los  nombres  en  *Αρρενα,  θήλεα,  και
     Σκεύη,  machos,  hembras  y  cosas.  La  última  clase  la  llamó  Aristóteles
     μέσα,  “ medios*',  y  acabó  por  reducirse  a  ουδέτερα, no  pertenecientes  ni
     a  una  ni  a  otra,  “ neutros".  Si  el  testimonio  de  la  comedia,  poco  de
     fiar,  es  cierto,  parece  que  las  palabras  de  significado  femenino,  pero
     de  terminación  masculina,  las  consideraba  en  rigor  Protágoras  irre­
     gularidades  que  muy  bien  podían  suprimirse,  y  Aristóteles  dice  que
     criticaba  a  Homero  por  “ mandar”  a  la  musa  en  imperativo,  cuando
     debiera  hablarle  “ rogando".  Ή   κάρδοπος,  ή  όδος bien  podía  haberse
     hecho  masculino  o  modificarse  en  ή  καρδοπη,  ή  όδή;  y,  al  parecer,
     afirmaba  también  que  palabras  de  carácter  tan  poco  femenino  como
      πήληξ,  casco,  y  μήνις,  furor,  podían  hacerse  masculinas.  En  todo
     esto  no  veo  nada  de  increíble.  A  una  época  muy  posterior  quedó
     reservado  decir:  “ Tu,  Caesar,  civitatem  dare  homini  potes,  verbo
     non  potes.”
        Si  Protágoras  creía  que  el  género  de  las  palabras  podía  modificarse
     por  acuerdo  o  convención, κατά  συνθήκην,  parece  deducirse  que  creía
     que  el  lenguaje  es  cosa  de  Νο'μος,  no  de  Φύσις.  Los  nombres  de  las
     cosas  se  les  daban  por  acuerdo  o  convención;  no  estaban  dadas  por
     Dios  ni  fijadas  por  la  naturaleza  inmutable  de  las  cosas  mismas.  La
     controversia  sobre  esta  cuestión  se  libró  furiosamente  durante  todo
     el  siglo  V,  formando  parte  de  toda  la  gran  disputa  entre  Φύσις y Νο'μος,
     entre  la  naturaleza  y  la  convención.  El  otro  gran  abderita,  Demo­
     crito,  dio,  como  era  de  esperar,  razones  sólidas  para  creer  que  el
     lenguaje  se  originaba  τύχη, άλλ’  où  φύσει, por  azar  y  no  por  naturaleza.
     Todos  sus  argumentos  estaban  sacados  de  las  imperfecciones  efectivas
     del  lenguaje,  tal  como  realmente  existe,  x)  Una  misma  palabra  tiene
     distintos  significados  (pollo,  poyo) ;  2)  distintas  palabras  tienen  el
     mismo  significado  (espada,  tizona) ;  3)  a  veces  el  nombre  de  las  cosas
     cambia  (nave,  barco) ;  4)  hay  cosas  que  ahora  no  tienen  nombre  o  no
     lo  tenían  hasta  hace  poco.  Por  tanto,  el  lenguaje  no  puede  considerarse
     una  imagen  perfecta  de  la  Φύσις,
        A  estos  argumentos,  otros  autores  agregaron  la  variedad  de  len­
     guas  y  dialectos.  Es  bastante  fácil  refutar  o  al  menos  ridiculizar  la
     idea  de  que  el  lenguaje  es  obra  de  Dios  o  de  una  Φύσις  infalible :
     pero  igualmente  falsa  es  la  idea  contraria  de  que  sea  simple  conven­
     ción.  En  el  Cratilo,  Platón  argumenta  primeramente  que,  como  es
     posible  nombrar  una  cosa  justa  o  injustamente  o  al  menos  bien  o
   175   176   177   178   179   180   181   182   183   184   185