Page 197 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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GRECIA  E  INGLATERRA               201


      unmethodisch,  casi  unwissenschaftlich,  pero  así  es  como  a  lo  que
      parece  nos  gustan  a  nosotros.
         La  anécdota  sirve  para  ilustrar  la  curiosa  manera  en  que  la  cul­
      tura  griega  ha  calado  inconscientemente  en  la  tradición  inglesa,  al
      menos  en  esa  parte,  pequeña,  pero  influyente,  que  tiene  su  foco  en
      las  viejas  universidades.  Al  igual  que  los  griegos,  nosotros  combinamos
      la  “ música”  con  la  “ gimnasia” .  Todos  practicamos  deportes  como
      la  cosa  más  natural  del  mundo ;  un  número  relativamente  reducido
      caza,  pero  todo  el  mundo  juega  al  criquet,  al  tenis,  al  fútbol  o  a
      algo  parecido.  Y  jugamos  como  “ amateurs” ,  por  el  gusto  de  jugar,
      no  con  la  ceñuda  decisión  del  que  considera  el  deporte  como  la  obra
      de  su  vida  o  como  el  medio  de  procurarse  el  sustento.  Practicamos
      los  deportes  como  los  practicaban  los  griegos.  Somos  insulares  y
      marinos,  traficantes  de  mares  lejanos,  una  nación  de  tenderos,  si  se
      quiere,  pero  de  tenderos  muy  dados  a  la  aventura,  al  igual  que  los
      griegos.  Somos  dados  a  probar  fortuna  en  el  extranjero  y  a  establecer­
      nos  en  costas  extrañas,  como  lo  eran  los  griegos.
         Quizá  algunas  de  estas  cualidades  sean  superficiales,  pero  hay
      otras  que  llegan  hondo.  La  independencia,  la  libertad  de  palabra,
      la  tolerancia  y   ese  aceptar  de  buen  grado  la  ley  que  es  el  corolario
      usual  de  la  libertad,  son  cualidades  tan  características  de  Britania
      entre  las  naciones  de  Europa  como  lo  eran  de  Grecia  entre  las  naciones
      de  la  antigüedad.  A   mi  parecer,  las  causas  que  llevaron  a  esta  libertad
      son  distintas  en  uno  y  otro  caso.  A   la  libertad  griega  me  referiré
      después,  pero  nuestra  libertad  es,  creo  yo,  consecuencia  casi  por
      completo  de  nuestra  larga  seguridad  insular,  ese  bien  inestimable
      que  la  generación  actual  ha  perdido,  quizá  irreparablemente.
         Las  grandes  potencias  europeas  han  vivido  siempre  en  peligro.
      Son  militaristas  porque  tienen  enemigos  armados  al  otro  lado  de  esa
      línea  imaginaria  que  se  llama  frontera ;  son  despóticas  porque  han
      han  de  ser. militaristas ;  son  suspicaces  y  represivas  con  su  propio
      pueblo  porque  bajo  el  despotismo  la  gente  suele  estar  descontenta
      y  porque,  a  menudo,  por  razones  estratégicas,  los  regímenes  des­
      póticos  se  han  anexionado  territorios  habitados  por  razas  extran­
      jeras  y  hostiles.  Nosotros,  rodeados  por  la  bendición  de  nuestra
      barrera  marítima,  casi  hemos  estado  libres  de  esas  feas  necesi­
      dades.  Nuestra  vida  pública  ha  estado  relativamente  libre  de  temor.
       Παρρησία,  έλευθερία,  ισονομία,  libre  expresión,  libertad,  igualdad  ante
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