Page 204 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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2 o8           GRECIA  CLÁSICA  Y  MUNDO  MODERNO


         Carne  no  muy  apetitosa  en  la  mayor  parte  de  los  casos,  pero
      cuando  no  hay  otra  cosa  que  comer  no  cabe  duda  de  que  nutrias  y
      zorras  son  bastante  gustosas ;  y  la  lista  termina  con  un  verdadero
      lujo:  anguilas  del  lago  de  Copáis.  La  vista  de  aquella  amada  anguila
      provoca  una  explosión  de  entusiasmo  lírico.  ¿Cómo  podrá  pagar
      Atenas  tales  tesoros?  N o  tiene  ningún  producto  agrícola  que  no  sea
      más  abundante  en  Beocia 5 sin  embargo,  sí  posee  un  artículo  manu­

      facturado  que  en  Beocia  resultará  exótico,  mientras  en  Atenas  es  más
      corriente  que  el  andar  a  pie:  [un  delator  a  sueldo!  Cogen  a  uno  de
      éstos,  pequeño,  pero  garantizado  en  cuanto  a  estar  lleno  de  vicios,  y
      lo  expiden  a  Beocia  cabeza  abajo  con  un  letrero  que  dice  "Frágil'*.  En
      otra  comedia,  un  adversario  de  Cleón,  a  fin  de  interrumpir  un  debate
      en  la  Asamblea,  anuncia  que  se  ha  divisado  un  banco  de  sardinas
      cerca  de  la  costa  del  Pireo.  En  una  ciudad  medio  muerta  de  hambre,
      esto  representa  una  noticia  más  emocionante  que  un  parte  del  frente.
      La  asamblea  en  pleno  sale  precipitadamente  hacia  el  puerto  dejando
      que  el  Ministro  de  la  Guerra  siga  discurseando  ante  los  escaños  vacíos.
      Hasta  el  hambre  puede  ser  objeto  de  broma,  pero  que  a  veces  deja
      ver  una  vislumbre  de  tragedia.  En  una  comedia  aparece  un  chiquillo
      al  que  hay  que  darle  un  premio.  Su  padre  le  promete  un  buen
      juego  de  tabas.  Pero  el  chico  no  tiene  tantas  ganas  de  jugar:  lo  que
      quiere  es  comer.  ¿No  podrían  darle  higos?  “ ¡Qué  tontería!” ,  dice
      el  padre.  “ ¿Con  qué  voy  a  comprar  yo  higos?  Lo  único  que  tengo
      es  el  jornal  para  comprar  pan  y  leña  para  nosotros  tres” ;  y  el  niño
      se  echa  a  llorar.  Pero  el  hambre  llegaba  a  honduras  más  torvas.
      Mégara  pasaba  verdadera  hambre,  y  la  pasaba  a  causa  de  la  política
      seguida  a  propósito  por  Atenas.  Aristófanes  tiene  una  escena  en  qúe
      un  labrador  de  Mégara  trata  de  vender  a  sus  dos  hijas  en  un  saco
      aparentando  que  son  cerdos ;  pura  farsa,  por  supuesto,  pero  farsa
      con  lágrimas  de  compasión  en  los  ojos.  La  escena  termina  dándoles
      a  todos  una  buena  comida,  ¡ la  comida  que  todos  podrían  tener  de
      no  ser  por  esta  estúpida  guerra !  La  leña  también  era  un  problema
      constante.  El  aceite  constituía  un  artículo  inestimable,  todas  y   cada
      una  de  sus  gotas;  la  madera  resultaba  muy  difícil  de  comprar.  Hay
      un  personaje  que  viendo  todo  un  saco  de  carbón  sale  corriendo  a
      abrazarlo  como  si  fuera  la  mujer  amada.  Aparte  de  esto,  las  deudas
      y  las  pocas  ganas  de  pagarlas  y  lo  que  nosotros  llamaríamos  un
      cheque  al  descubierto  eran  objeto  de  broma  general,  y  casi  más
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