Page 208 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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2 12 GRECIA CLÁSICA Y MUNDO MODERNO
No se puede por menos de confrontar esta actitud con la eos-
tumbre del triunfo romano, en el cual, en medio de todos los signos
de gloria y exultación posibles, se arrastraba a los prisioneros enea-
denados detrás del carro del vencedor hasta la colina del Capitolio
desde la cual se llevaba a los jefes a la cárcel de Mamertino, donde
se los estrangulaban. Más feroz todavía es la costumbre hebrea.
A Saúl se le negó la realeza por no haber matado al cautivo Agag;
Samuel subsanó la omisión a sangre fría 13. David, después de tomar
a Moab, mató a dos de cada tres prisioneros; después de conquistar
Ammon puso a los “ habitantes... a las sierras, a los trillos herrados,
a las hachas, a los molinos y a los hornos de ladrillos” 14. En cuanto
a la práctica seguida por los asirios con sus prisioneros de guerra,
no hay más que echar una ojeada a las largas filas de bajorrelieves
que se conservan en el Museo Británico y ver lo que sobre ellos se
dice en la guía. Una de las descripciones dice así: “ Tropas de pri-
sioneros, pilas de cabezas, tormentos, etc.” En otras se lee : “ Opera
ciones militares relacionadas con un asedio, empalamiento de prisio
neros, etc.” ; “los sacrificadores de los prisioneros ofreciendo cabezas
de decapitados a los músicos y arqueros” ; “ Asurbanipal recibiendo
a los embajadores armenios; los oficiales les señalan los tormentos
infligidos a los prisioneros elamitas” . Los testimonios egipcios son
menos feroces, pero en ningún caso se acercan a la humanidad de los
griegos.
Más significativo todavía de un sentido moral muy superior al
que era corriente en la Antigüedad o en la Edad Media era la cos
tumbre griega de marcar el lugar de una victoria con un trofeo y
nada más. Un trofeo era una simple cruz de madera en la que se
colocaba una armadura completa del vencido; y por la ley griega
había de ser de madera solamente, y no de piedra ni de metal; nunca
había de ser reparado por el vencedor ni derribado por el vencido.
Lo único que había que hacer era dejar que fuera cayéndose en
pedazos hasta desaparecer, como iba desvaneciéndose el recuerdo de
la vieja contienda. La razón se da en varios pasajes. “ Es la ley” , dice
Nicolao en Diodoro, “ levantar trofeos que no sean de piedra, sino
12 Cf. supra, “Ei helenismo”, pág. 15.
13 i Sam. X V .
« 2 Sam. VIII, 2, XII, 31, I Crón., X X , 3.