Page 212 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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2 i 6 GRECIA CLÁSICA Y MUNDO MODERNO
leones. El espíritu de descubrimiento, la búsqueda de la verdad, era
un sentimiento más fuerte y una fuerza más eficaz que el miedo que
teme los supuestos efectos de la heterodoxia o la estrechez que no
puede soportar la contradicción.
He estado hablando cerca de una hora mencionando punto tras
punto lo que me parecía interesante o característico de esa pequeña
isla esplendente de logros humanos que llamamos helenismo. Sin em
bargo, parece que no he dicho nada de las cualidades y obras que
principalmente han hecho la fama de la Grecia antigua y que dejaron
la más profunda impronta en el mundo. Para muchos estudiosos, lo
que la Grecia antigua significa realmente es el arte griego. Piensan
en los constructores del Partenón y del Erecteo, en los bajorrelieves
de Olimpia, en esos mármoles inestimables traídos por Lord Elgin al
Museo Británico y que ahora esperan, ocultos bajo pilas de sacos de
arena, a los bombarderos que vienen y van. La mayoría de mis cole
gas de Oxford piensan sobre todo en la filosofía griega, en Platón y
en Aristóteles, esos tesoros de pensamiento luminoso todavía no ago
tados! en Epicteto y en Marco y en Epicuro, que aún sirven de guía
en la vida. Por mi parte, Grecia significa para mí principalmente la
poesía griega, en toda su variada amplitud : Homero, Eurípides, Es
quilo, Aristófanes, Safo y todas aquellas grandes figuras que los acom
pañaban, desaparecidas hace tanto tiempo, cuyas palabras tienen aún
el mágico secreto de la belleza. Recuerdo que hace unos veinte o
treinta años estudiaba yo en la Biblioteca Laurenciana de Florencia
un manuscrito semiborrado y difícil de leer y trabajoso, hasta que
de pronto capté las palabras con que se abre una hermosa composi
ción lírica que yo sabía hacía mucho: Αδρα πόντιας aúpa, “ Viento,
viento de alta mar...’’, y entonces los muros de la Biblioteca parecie
ron desvanecerse y aquel poeta, muerto hacía dos mil años, me habló
directamente al corazón.
No he dicho nada o casi nada de todos estos aspectos de la cul
tura griega, los aspectos que son los más vivos y los que más mueven
la imaginación. He preferido detenerme en otros que son menos cono
cidos. Lo que me proponía — huelga advertirlo— no era dar una
descripción completa de la vida ateniense antigua — tarea muy supe
rior a mis fuerzas— , sino llamar la atención sobre algunas semejanzas
entre la Grecia antigua y la moderna actitud inglesa ante la vida,
semejanzas que se deben, de un lado, a nuestro tradicional estudio de