Page 206 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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sea yo saqueador de ciudades” — empleando el especial título hono
rífico de πτολίπορθος que se reservaba a la gloria militar en su forma
más alta y cruel— “ ni cautivo en manos de un conquistador!” 8.
Eurípides, el último de todos ellos, nos ha dejado en sus Tvoy anas
un drama que es quizá la más trágica denuncia de la guerra en la
literatura europea, de la guerra cuando la lucha ha terminado y ya
no queda más que esperar y pensar. Como los de la Commonwealth
británica libramos hoy nuestra gran batalla, bien pudiéramos adoptar
por uno de nuestros lemas las palabras de Aristóteles : “ Hacemos la
guerra para poder vivir en paz” , y agregarle el grito de guerra que
hoy emplean los actuales ejércitos griegos : “ Por la victoria de todos
los hombres.”
La guerra era feroz en los tiempos antiguos porque la vida misma
era dura. Cerca de la zona civilizada de la Grecia antigua se exten
dían vastos trechos de barbarie y detrás, próxima a ella, yacía el
recuerdo de la Edad Heroica o de los Tiempos Revueltos, en que
la vieja civilización minoica centrada en Creta fue destruida por
nómadas invasores y piratas. [ Qué expresiva es la existencia de un
viejo proverbio como el que dice: “ Tonto el que mata al padre y
respeta a los hijos!" Es testimonio de una época en que la venganza
de sangre era la única ley. Incluso en la cumbre de la civilización
ateniense, el prolongado esfuerzo de la guerra del Peloponeso condujo
a represalias salvajes y a atrocidades disfrazadas de precauciones.
No debemos olvidar que probablemente nuestros documentos inducen
a error, es decir, que los hechos son ciertos, pero las proporciones no
son las justas. La historia, como nos advierte Gibbon, es en su
mayor parte la crónica de “ los crímenes, calamidades y desatinos de
la humanidad” . Cuando no hay delitos, ni catástrofes, ni insensatez
que registrar, la Musa, en la mayoría de los casos, pierde el interés.
Al igual que un periódico moderno, la historia consigna lo que es
excepcional, la infracción de la costumbre, lo que escandaliza, y con
ello da a las cosas proporciones falsas.
Lo que es característico de Grecia no es la infracción ocasional»
sino la Ley, el Νόμος, la Moderación, la Σωφροσύνη; las infracciones
de éstas son un delito. Por ejemplo, después de la conquista de Platea,
los espartanos dieron muerte a los prisioneros de guerra con el argu-
8 Ag., 472.