Page 218 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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alejándose de la civilización. Sustituir el imperio de la ley por la
voluntad del jefe de un partido! emplear los recursos de la ley prin-
cipalmente contra los adversarios políticos, no contra los criminales;
exterminar — como han predicado y han puesto en práctica los diri
gentes de esos gobiernos— a los que por su inteligencia, por su
carácter o por su valor podían convertirse en focos de pensamiento
en la nación; someter todas las publicaciones y fuentes de informa
ción a la censura de la policía secreta para obturar el conocimiento de
la verdad importuna y alimentar la fe en el mito propagandístico...,
todas esas tendencias no son, como algunos quisieran hacernos creer,
ideas brillantes, nuevas, creadoras, sino simplemente volver a hundirse
en el fango del que la civilización occidental, basada en su predecesora
grecorromana, había sacado a Europa, como algunos de nosotros
creíamos, para siempre.
Esta cuestión de la civilización entraña interés palpitante para los
que ahora vivimos. Antes de 1914 se podía enviar una carta con se
guridad a casi todas las partes del mundo gracias a la Unión Postal
Universal, sólidamente establecida. Se podía ir a casi todas partes
sin miedo a salteadores y, por supuesto, se iba casi a todas partes
sin pasaporte. En 1920 había en Europa un servicio de correos bas
tante seguro hasta Viena, pero no mucho más allá, si se exceptúan
los puertos. Ucrania, una gran parte de Polonia, Rusia y Turquía rara
vez podían recibir cartas. Cuando llegaban, si es que llegaban, se
había registrado el contenido y, si tenía valor, se había hecho des
aparecer. Grandes zonas del país vivían dominados por bandoleros.
La ley carecía de fuerza. Todo aquel que cruzaba una frontera era
blanco de sospechas y registrado.
La Unión Postal Universal es una buena piedra de toque. En los
dominios de la psicología yo pondría otro ejemplo. No hay en una
sociedad nada que sea tan tradicional, tan íntimo y característico como
su religión. En 1914 se hubiera dicho que dos de las instituciones
más estables del mundo eran la Iglesia ortodoxa en Rusia y la religión
musulmana en Turquía. Eran contados los que tenían dudas acerca
de la solidez de las Iglesias cristianas en Alemania. Pues bien, a la
primera la hemos visto venirse abajo como un castillo de naipes; la
segunda, avasallada y sometida por militares y políticos; la tercera,
tratada con menosprecio y privada de influencia frente a "el Partido” .
La guerra le ha enseñado a la humanidad una lección peligrosa : la