Page 224 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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       un  poco  de  la  superficie  del  pasado,  eso  es  probablemente  lo  más
       indicado.  Pero  supóngase  que  se  quiera  calar  más  hondo,  supóngase
       que  se  quiera  no  sólo  saber,  sino  también  comprender :  ¿ entonces
       qué?
          La  indicación  más  luminosa  con  que  me  he  tropezado  se  halla  en
       la  definición  antigua  no  de  historie,  sino  de  grammatikê  (la  he  citado
       en  mi  Religio  Grammatici),  El  hombre,  el  homo  sapiens,  como  lo
       llaman,  al  encontrar  en  su  experiencia  algo,  algún  fragmento  de  vida
       que  quería  que  siguiera  viviendo  y  que  no  se  olvidara,  inventó  los
       grammata2.  Hizo  raspaduras  o  trazos  — nosotros  los  llamamos  “ le­
       tras”—   en  un  material  duradero,  trazos  que  tenían  significado.  Le
       servían  para  recordar,  y  en  el  transcurso  del  tiempo  fueron  perfec­
       cionándose  y  haciéndose  lo  bastante  claros  para  hacer  recordar  a
       otros  hombres.  Apuntó  lo  que  quería  que  se  supiera  o  recordara,  de
       modo  que  mucho  después  otra  persona  pudiera  leer  aquellos  gram'
       mata  aparentemente  muertos  y  convertirlos  otra  vez  en  logoi  o  habla
       viva.  Si  el  lector  era  un  buen  grammatikos  de  verdad  sería  capaz  de
       decirlos  exactamente  cómo  el  que  los  había  escrito  quería  que  se
       dijeran.  Evocaría  el  discurso  vivo  que  parecía  haber  dejado  este
       mundo  hacía  largo  tiempo,  permitiendo  así  que  la  gente  volviera
       a  vivir  el  fragmento  de  vida  que  tanto  tiempo  antes  se  había  consi­
       derado  especialmente  merecedor  de  ser  conservado.  En  la  segunda
       parte  del  Fausto  se  pregunta  si  alguna  vez  se  le  presentará  al  prota­
       gonista  un  momento  de  la  vida  al  que  pueda  decir  con  plena  con­
       vicción:  Verweile  doch,  Du  bist  so  schön,  “ No  te  vayas,  ¡eres  tan
       hermoso!”  El  grammatikos  no  le  dice  al  momento  exactamente  “ No
       te  vayas” ,  pero  sí  le  dice  “ Vuelve  otra  vez ;  ¡eres  tan  hermoso!” ,
       ¿Hermoso?  Hermoso  o  interesante  o  instructivo  o  divertido,  o  que
       de  algún  modo  apetezca  volver  a  vivir.
          Pues  bien,  ¿no  es  eso  exactamente  lo  que  el  verdadero  historiador
       se  propone  hacer?  El  verdadero  historiador  quiere  saber  y  compren­
       der  y  sentir  y  volver  a  vivir  el  pasado,  o  más  bien  unos  cuantos
       trozos  escogidos  del  pasado.  Lo  volverá  a  vivir  de  un  modo  muy
       imperfecto  en  comparación  con  las  personas  que  en  realidad  lo  pasa­
       ron,  pero  en  cambio  hay  algo  que  él  puede  hacer  y  que  a  la  gente


         2   Cf.  Rutherford,  A   Chapter  in  the  History  of  Annotation,  pp.  10  ss.,
       e  Isocrates,  V ,  10.
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