Page 41 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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PROLEGÓMENOS  A  LA  LITERATURA  GRIEGA      45

      Hay  constancia  de  sus  recitales  en  Olimpia  y  en  otros  lugares.  Prác-
      ticamente  todos  los  críticos  concuerdan  en  decir  que  su  gran  obra  está
      compuesta  por  diversos  logoi  más  o  menos  independientes,  fundidos
      luego  en  una  unidad  un  tanto  deshilvanada,  pero  no  por  ello  menos
      real.  Todos  concuerdan  en  decir,  por  ejemplo,  que  los  logoi  que  se
      refieren  a  Egipto  y  que  constituyen  ahora  el  libro  II  representan  una
      interpolación  relativamente  posterior,  y  el  propio  autor  habla  de  sus
      logoi  asirios13,  que  no  se  han  incorporado  en  el  syngramma  que
      nosotros  poseemos.  Pero  el  verdadero  carácter  de  la  obra  de  Hero­
      doto,  al  menos  en  su  origen,  lo  define  sencilla  y  acertadamente  Tucí-
      dides.  Fue,  y  tal  era  el  propósito  de  su  autor,  αγώνισμα  ές  τό  παραχρήμα
      o  entretenimiento  para  el  momento,  una  obra  de  arte  semejante  a  un
      drama  o  a  un  lay  épico,  aunque  claro  está  que  centrando  más  el  in­
      terés  en  las  noticias  y  datos.  Tucídides,  en  cambio,  se  proponía  que
      su  obra  fuera κτήμα  ές  así,  o  sea,  un  libro  para  tenerlo  y  conservarlo.
      Traducirlo  por  “ un  bien  eterno” ,  en  el  sentido  de  que  una  gran  obra
      de  arte  es  eterna,  es  equivocarse  de  medio  a  medio.  Si  se  trata  de  vida
      eterna  en  razón  de  belleza  artística,  la  obra  de  los  dos  grandes  historia­
      dores  es  muy  igual  y,  si  acaso,  la  de  Herodoto  es  más  obra  de
      poeta.  Pero  la  verdad  escueta  es  que  Herodoto  compuso  logoi  para
      entretenimiento  del  público  mediante  la  recitación  o  la  lectura  en
      alta  voz,  mientras  que  Tucídides  escribió  realmente  lo  que  nosotros
      llamamos  un  libro.  Escribió  una  historia  sumamente  condensada,
      exacta,  rigurosa  y  difícil,  que  sin  duda  se  prestaba  a  ser  leída  en  los
      círculos  cultos  o  sofísticos,  pero  que  era  demasiado  difícil  para  el
      público  en  general,  y  que  no  perseguía  la ήδονή  (el  deleite  del  lector),
      sino  τό  ατρεκές,  “la  verdad  exacta” .
         Se  ha  planteado  la  cuestión  de  si  fue  el  propio  Herodoto  e!  autor
      del  syngramma  que  poseemos,  seleccionando,  desechando  y  amalga­
      mando  a  la  manera  de  un  ραψφδος  y  haciendo  así  un  todo  de  sus
      logoi,  Pero  claro  está  que  no  fue  él  quien  estableció  la  division  en
      libros  titulados  según  los  nombres  de  las  nueve  musas,  y  tampoco  hay
      pruebas  de  que  fuese  el  autor  de  la  composición.  Sin  embargo,  la


        13  I,  106,  "Contaré  iv  ετέροισι  λόγοισι  cómo  Ciaxares  y  los  medos  tomaron
     Ninive” ,  I,  184,  'τής δε  Βαβυλώνος ταΰτης πολλοί μ,έν xou  καί άλλοι  Ιγένοντο  Βασι­
      λέες, των έν τοίσι Άσσορίοισι λόγοισι μνήμην ποιήσομαι” .
        14  Tucíd.,  I,  22,
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