Page 54 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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      “ muelles,  naves  y  ejércitos  y  otras  inepcias  por  el  estilo  en  vez  de  ins-
      taurar  el  dominio  de  sí mismo  y la  honestidad”  y  que con menos  fuerza
      repitieron  Carlyle  y  Ruskin  contra  lo  que  consideraban  el  espíritu
      predominante  en  los  tiempos  modernos.  En  el  proceso  histórico  ha  de
      haber  algún  elemento  valioso  si  ha  de  serlo  también  de  algún  modo
      el  estudio  de  tal  proceso.  Dice  Ranke  que  el  cometido  del  historiador
      es  simplemente  estudiar  cómo  ocurrieron  las  cosas ;  pero  si  las  cosas
      que  ocurren  no  tienen  ningún  valor,  ¿de  qué  sirve  estudiarlas?
         Dejemos  a  un  lado  cualquier  respuesta  que  pueda  darse  desde  un
      punto  de  vista  de  partido  o  sectario  o  patriótico.  No  es  menester  que
      consideremos,  por  ejemplo,  el  valor  que  desde  el  punto  de  vista  de
      la  gloria  tiene  para  un  sunnita  turco  el  estudiar  cómo  acertaron  lös
      sunnitas  a  humillar  a  los  chiítas,  ni  cómo  los  musulmanes  desbarataron
      a  los  perros  cristianos  o  cómo  los  turcos  pusieron  en  fuga  a  los  mise­
      rables  búlgaros,  servios  y  griegos;  ni  tampoco  el  valor  que  como
      venganza  pudieran  tener  en  cada  caso  los  mismos  hechos  para  la
      parte  contraria.  Tales  emociones  pueden  ser  buenas  o  malas,  pero
      ciertamente  no  tienen  que  ver  con  la  historia  científica.  Quizá  el  ver­
      dadero  elemento  valioso  en  todo  el  proceso  histórico  sea  el  que  esboza
      Aristóteles  en  sus  famosas  palabras  sobre  la πόλις, γενομένη μέν του ζην
      Ινεκα, οδσα δέ του  εδ  ζην  1.  “ La  civilización” ,  dice  el  profesor  Toynbee,
      “ es  una  tragedia  con  argumento” .  En  tal  caso,  la  sustancia  de  ese
      argumento  se  insinúa  en  las  citadas  palabras  de  Aristóteles.  El  hombre
      construyó  la  muralla  de  su  ciudad  para  asegurar  la  vida  misma;  y
      desde  entonces  ha  estado  luchando,  destruyendo  y  reconstruyendo,
      apilando  Ossa  sobre  Olimpo  y  Pelión  sobre  Ossa,  con  la  esperanza
      no  exactamente  de  escalar  el  cielo,  sino  de  alcanzar  una  vida  que
      pueda  llamar  buena.  El  argumento  de  la  historia,  la  gran  aventura
      del  hombre  es  la  búsqueda  de  una  vida  buena.  Vista  así,  la  historia
      es  una  tragedia ;  pero  no  en  el  degradado  sentido  moderno  de  relato
      que  acaba  en  tristezas  o  en  el  fracaso,  sino  en  el  sentido  aristotélico,
      que  considera  lo  trágico  como  lo  que  está  por  encima  de  nosotros,  la
      vida  que  respetamos  y  no  la  que  despreciamos.
         Tal  como  la  mayoría  de  los  modernos  la  entienden,  esta  búsqueda
      puede  ser  algo  que  haya  de  alcanzarse  en  un  futuro  lejano,  cuando
      se  hayan  rectificado  todas  las  condiciones.  Según  la  entendieron  casi


        1  “Nacida  a  causa  de  la  vida,  pero  que  existe  a  causa  de  la  vida  buena.”
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