Page 55 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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PROLEGÓMENOS  A  LA  HISTORIA  DE  GRECIA     59


     siempre  los  griegos,  puede  ser  asequible  aquí  y  ahora,  o  nunca,  vi­
     viendo  κατ’  αρετήν.  Asimismo,  hay  muchos  elementos  diversos  que
     por  excelencia  parecen  dar  a  la  vida  un  valor  indiscutible.  Diodoro2,
     siguiendo  sin  duda  a  Éforo  y  a  Dicearco,  encuentra  valor  en  el  pro­
     ceso  de  enriquecimiento  del  saber,  en  los  descubrimientos  progresivos
     que  vigorizan  socialmente  al  hombre  y  “ humanizan  la  vida” .  Ésta
     fue  la  común  concepción  helenística,  muy  semejante  a  lo  que  nuestros
     periódicos  llaman  “ Progreso” .  Puede  consistir  en  llegar  a  adquirir  ideas
     acertadas  sobre  la  vida  y  el  sentido  de  las  cosas,  punto  de  vista
     que  encuentra  su  culminación  en  Platón  y  en  los  estoicos  y  su  punto
     más  bajo  en  ciertas  exigencias,  antiguas  o  modernas,  de  la  ortodoxia
     dogmática.  Puede  consistir,  como  dirían  muchos  romanos,  en  el  poder
     de  los  hombres  que  gobiernan,  el  gran  arte  arquitectónico  que  está
     por  encima  de  todos  los  demás,  característica  distintiva  del  hombre
     superior.  Puede  consistir  en  hallar  las  leyes  y  las  estructuras  sociales

     acertadas  que  hacen  posible  o  incluso  fácil  la  vida  κατν αρετήν.  O  bien
     en  crear  belleza,  ese  fin  inexplicable,  pero  perfectamente  asequible  que
     es  “ un  goce  eterno” ,  “ a  joy  for  ever” ,  en  el  sentido  de  que  las  cosas
     bellas  pueden  hacer  y  efectivamente  hacen  que  el  corazón  humano
     se  sienta  conmovido  de  delicia  contemplando  la  cosa  bella  muchos
     miles  de  años  después  de  haber  sido  creada.  Todos  estos  y  otros  ele­
     mentos  contribuyen  a  que  la  vida  sea  buena  en  algún  sentido  que
     pueda  honradamente  aceptarse.  La  búsqueda  de  una  vida  buena  es
     una  idea  que  da  sentido  al  caos  de  la  historia.
        Ahora  bien,  si  esto  es  así,  sería  difícil  hallar  alguna  época  de  la
     humana  experiencia  de  tanto  valor  para  nosotros  como  los  períodos
     clásicos  de  Grecia  y  Roma.  Jamás  fue  tan  intensa  ni  variada  la  bús­
     queda  de  la  vida  buena,  ni  quizá  nunca  tan  esperanzada,  como  en  la
     Atenas  de  los  siglos  V  y  IV,  ya  juzguemos  por  la  belleza  o  desde  el
     punto  de  vista  de  la  indagación  de  la  verdad  o  por  la  riqueza  de  ideas
     y  la  variedad  de  la  experimentación  social.  La  historia  de  Roma,  a  su
     vez,  debe  su  valor,  de  un  lado,  a  ser  continuación  de  la  historia  de
     Grecia  y,  de  otro,  a  la  extraordinaria  habilidad  que  demostró  poseer
     en  el  arte  supremo  de  gobernar  y  de  aplicar  las  leyes  griegas.  Y  ambas
     juntas  constituyen  la  gran  civilización  que  conoció  su  término  antes



        2  Introducción  y  passim.  Cf.  Rise  of  the  Greek  Epic,  pág.  2.
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