Page 56 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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6 ο GRECIA CLÁSICA Y MUNDO MODERNO
de que surgiese nuestra civilización occidental moderna y de cuya
disgregación procedemos.
Las únicas épocas que pueden competir realmente con la antigüe
dad grecorromana son quizá las que basan sus pretensiones en el
desarrollo material y mecánico, como la nuestra, o en la posesión de
alguna revelación religiosa. En cuanto a esas dos formas, cabe decir,
en primer lugar, que la gran necesidad de los hombres que son hijos
del carbón y la electricidad, como nosotros, que viven rodeados, for
tificados y asfixiados por máquinas enormemente caras y eficientes, es
poder liberar a la Vida del aparato de la vida; y esto lo logramos
estudiando una época en que tantísimo contaba el espíritu del hom
bre y tan poco el aparato de la existencia. La vida griega estaba casi
desprovista de aparato. Por lo que se refiere a esa segunda forma, es
justo decir que incluso suponiendo, por ejemplo, que para un musul
mán rígido ninguna época pueda ser tan estimable como la de la Héjira,
ni para un judío rígido la de los patriarcas, todo aquel que piense
habrá de encontrar un alto valor, y de carácter especial, en cualquier
época que no sea la suya propia y en que el pensamiento sea real
mente libre y esté vivo. Creo que para un estudioso con imaginación,
por muy devoto que sea de su religión, representa una ventaja in
calculable estudiar una época que no haya conocido dicha religión.
Si los griegos hubieran sido cristianos, nos serían mucho menos
útiles.
Así, considerando simplemente el tema de la historia grecorro
mana vemos que los tres historiadores más eminentes se entregaron
directamente al esfuerzo de formar una comunidad que permitiera
al hombre vivir bien en el más pleno sentido de estas palabras.
Herodoto describe cómo se formó una Atenas que parecía capaz de
encarnar las más altas y variadas esperanzas de ricos y pobres, de
hombres de gobierno, filósofos y artistas. Tucídides relata el fracaso
de esta esperanza poniendo de manifiesto cómo la Atenas ideal de
la oración de Pericles en el libro II fue convirtiéndose en la tiránica
ciudad del diálogo mélico del libro V , desde entonces condenada ya
inevitablemente al derrumbamiento : “ La flota y el ejército fueron
borrados de la faz de la tierra. Nada se salvó. Y pocos pudieron
volver a su tierra de los muchos que de ella habían salido.” Dos
siglos después, Polibio refiere cómo, fracasada la esperanza ideal, sur
gió una nueva ciudad republicana que, aunque no logró procurar al