Page 59 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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PROLEGÓMENOS  A  LA  HISTORIA  DE  GRECIA
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      que  en  este  curso  se  leen.  Claro  está  que  es  muy  difícil  para  un
      inglés,  aunque  sea  un  buen  estudioso,  leer  en  griego  por  primera  vez
      a  Herodoto  o  a  Tucídides  con  la  suficiente  soltura  e  independencia
      para  apreciar  plenamente  la  calidad  literaria  de  la  obra.  Es  inevitable
      que  su  atención  se  vea  solicitada  en  exceso  por  pequeños  detalles  de
      lenguaje  y  de  forma  y,  en  consecuencia,  que  deje  de  apreciar  las
      cualidades  de  más  bordo.  La  fuerza  es  cosa  que  no  se  percibe  hasta
      más  adelante.  Por  lo  que  a mí  respecta,  confieso  que  la  primera  vez
      que  advertí  toda  la  fuerza trágica  de  Tucídides  fue  una  noche  en
      que  leí  de  un  tirón  todo  el  libro  VII  en  la  versión  inglesa  de  Jowett,
      Pero  vale  la  pena  notar  en  particular  algunas  de  las  cualidades  de
      orden  general  de  los  historiadores  griegos.
         En  primer  lugar,  la  grandeza  de  su  concepción.  En  el  caso  de
      Herodoto  llega  realmente  a  un  nivel  prodigioso.  Porque  Herodoto
      no  sólo  comprende  la  importancia  de  las  Guerras  Médicas  para  el
      futuro  de  la  humanidad,  sino  que  además  se  da  cuenta  de  que  el
      crecimiento  del  poderío  de  Persia  representa  un  sistema  autocrático
      de  toda  el  Asia  — en  el  sentido  griego  del  término— ·  y  también
      acierta  a  percibir  las  múltiples  causas  que  condujeron  a  la  guerra.
      Análogamente,  en  Tucídides  la  concepción  es  grandiosa  y  notable.
      A  comienzos  de  la  guerra  vio  que  ésta  iba  a  tener  un  significado
      único  en  su  género  αξιολογώτατον  των  προγεγενημένων;  y   en  seguida
      empezó  a  hacer  preparativos  para  escribir  su  historia  — ¿habrá  hecho
      alguna  vez  lo  mismo  otro  historiador?— ;  y  no  la  entendió  simple­
      mente  como  un  choque  de  grandes  fuerzas  materiales,  sino  como  una
      honda  tragedia  espiritual.
         A   continuación,  en  estos  dos  grandes  historiadores  se  da  tam­
      bién  una  extraordinaria  ausencia  de  retórica,  de  exageración  y  parti­
      dismo.  De  distintas  maneras,  ambos  estaban  consagrados  realmente  a
      la  verdad.  Nada  conozco  yo  en  la  antigüedad  y  poco  en  los  tiempos
      modernos  que  se  asemeje  al interés  por  el  hecho  real  que  encontra­
      mos  en  los  autores  griegos del  período  clásico,  cosa   que  ofendió  a
      los  griegos  de  épocas  posteriores.  Diodoro,  siguiendo  a  Éforo,  con­
      vierte  las  Guerras  Médicas  en  un  relato  de  victorias  maravillosas  y
      sobrehumanas.  Plutarco  — si  es  Plutarco  el  autor  de  De  Malignitate—
      acusa  a  Herodoto  de  “ malignidad”  porque  no  exalta  con  retórica  las
      glorias  de  lo  acaecido  ni  oculta  las  miserias  de  la  naturaleza  humana
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