Page 64 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
P. 64

6 8           GRECIA  CLÁSICA  Y  MUNDO  MODERNO


      de  orden  personal,  nacional  o  religioso.  Se  aprecia  bien  que  los  auto-
      res  del  Libro  de  los  Reyes,  a  pesar  de  ser  excelentes  escritores,  ven
      el  mundo  por  las  más  estrechas  anteojeras.  La  magnífica  Ciudad  de
      Dios  de  San  Agustín  ha  de  construirse  para  que  se  acomode  a  un
      modelo  previamente  fijado  que  no  es  obra  suya.  Hasta  Macaulay  ve
      el  mundo  desde  una  perspectiva  que,  por  sutil  y  amplia  que  sea,  no
      por  ello  deja  de  poder  identificarse  fácilmente  como  el  punto  de  vista
      de  un  determinado  partido  político  en  una  determinada  nación  y
      en  una  determinada  época.  Cuando  decimos  que  un  hombre  tiene
      “prejuicios"  o  “ limitaciones” ,  queremos  decir  que  si  se  le  mostraran
      varios  objetos  extraños  experimentaría  una  violenta  revulsión  ante
      cosas  que  en  realidad  no  la  merecen  o  manifestaría  una  estulta  indi'
      ferencia  ante  otras  que  son  realmente  hermosas  o  grandiosas.  Pues
      bien,  es  difícil  concebir  que  Herodoto  o  Tucídides  llegasen  a  sentir
      revulsión  ante  la  estrechez  de  miras.  Cabe  imaginarse  a  Herodoto
      entrevistando  al  Kaiser,  al  Presidente  Wilson  o  incluso  a  Lenin  y
      demostrando  una  comprensión  total,  y  a  Tucídides  componiendo  dis-
      cursos  para  expresar  los  puntos  de  vista  de  éstos.  Cabe  figurarse  a
      Herodoto  admirando  con  igual  universalidad  la  expedición  de  Scott
      al  Antártico  y  la  invención  de  los  rayos  X   o  de  la  telegrafía  sin
      hilos,  Y   lo  mismo  podría  decirse  de  Tucídides,  si  bien  no  es  probable
      que  condescendiera  a  tratar  de  tales  asuntos  salvo  en  el  caso  y  en
      la  medida  en  que  se  relacionaran  directamente  con  la  Guerra.
         Esta  libertad  de  miras  es  extraordinaria;  tan  extraordinaria,  que
      quizá  nos  sintamos  tentados  a  exagerarla  y  a  suponer  que  un  griego
      como  Tucídides  o  Platón  escribía  y  pensaba  realmente  en  el  vacío»
      Pero  claro  está  que  nadie  hace  tal  cosa.  Los  griegos  estaban  encau-
      zados  y  limitados  por  el  arsenal  de  ideas  que  habían  heredado,  de
      la  misma  manera  que  estaban  condicionados  por  su  ambiente  econó­
      mico  y  geográfico.  Estaban  acostumbrados  a  la  esclavitud  como  ins­
      titución,  esto  es,  que  apenas  habían  intentado  resolver  el  dificilísimo
      problema  de  hacer  que  los  seres  humanos  colaboren  vigorosamente
      en  la  consecución  de  un  fin  que  no  tiene  interés  directo  para  cada
      individuo  sin  el  empleo  de  medios  coactivos.  (Vale  la  pena  recordar
      que  el  Nuevo  Testamento  les  dice  cuatro  veces  seguidas  a  los  esclavos
      que  obedezcan  a  sus  amos;  pero  esto  era  en  una  época  en  que  la
      esclavitud  era  miicho  más  dura  que  en  la  Atenas  clásica  y  en  que
      era  realmente  agudo  el  peligro  de  una  revuelta  de  esclavos.)  Estaban
   59   60   61   62   63   64   65   66   67   68   69