Page 62 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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parta? La verdad es que a veces hace dudar. ¿Era partidario de una
democracia como la de Pericles o prefería una revolución oligárquica?
Leyendo cuidadosamente su obra se puede llegar a responder a estas
preguntas, pero jamás se encontrará la menor insinuación de que uno
de los bandos es totalmente negro y el otro completamente blanco.
Su interés por la verdad en sí y su potente sinceridad intelectual
rayan realmente bastante por encima de nuestros raseros y refrenan
nuestros entusiasmos más fáciles. Nosotros comprendemos al histo
riador patriótico o al entusiasta de una causa, como Treitschke, Motley
o Macaulay ; comprendemos al historiador que es imparcial en las
controversias o luchas que no le afectan ni a él ni a sus contempo
ráneos, como Ranke o Gardiner; comprendemos al hombre que borra
su personalidad y aspira a una exposición objetiva basada en docu
mentos, y no a un relato artístico y personal. Mas para el hombre
comente hay algo extraño en la forma de relatar que encontramos
en Tucídides, es decir, el combinar la intensidad de sentimiento con
una falta total de espíritu partidista, el mezclar una exactitud impla
cable y casi de triquiñuela de abogado con un grado de composición
artística digno de una gran tragedia. Cierto es que ha habido estu
diosos que han acusado a Tucídides de prejuicios en tal o cual sen
tido, pero, a mi parecer, se refutan mutuamente. La forma en que
trata a Cleón y a Hipérbole es en lo único en que con justicia cabe
ponerle reparos. Vale la pena leer la defensa que Grate hace del
demócrata radical y patriotero y pensar después si Grote se hubiera
expresado en términos análogos de haber vivido durante la Gran
Guerra y haber visto más de cerca el tipo que Tucídides describía,
βιαιότατος των πολιτών καί τότε πιθανώτατος τφ δήμφ5. N o existía en
tiempos de Grote, ni en los de Jowett. Es cierto que Tucídides ex
presa su opinión sin mucha reserva ; en el pasaje dedicado al mando
de Pilo (Libro IV) sí parece apreciarse un cierto tono de irritación.
Pero los demás testigos corroboran con creces lo que dice. Califican
a Cleón de corrompido, cosa que Tucídides no hace jamás. Tucídides
ve en Cleón un tipo característico del espíritu que no sólo arruinó
a Atenas, sino que primero la deshonró, o sea, el espíritu de "violen
cia” que cuadraba a la chusma belicosá.
5 “El más violento de los ciudadanos y el que por aquel entonces tenía más
influencia en el Demos” , III, 36.