Page 58 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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02            GRECIA  CLÁSICA  Y  MUNDO  MODERNO

      zona  durante  el  gran  período  creador.  Aristóteles  pudo  dejar  cons­
      tancia  de  158  constituciones  políticas  distintas,  rara  vez  teniendo  que
      alejarse  mucho  de  Grecia  para  encontrarlas.  Y   por  lo  que  a  las  ideas
      se  refiere,  si  hacemos  abstracción  de  las  que  dependen  de  algún  deter­
      minado  fenómeno  histórico,  como,  por  ejemplo,  la  adhesión  al  Im­
      perio  británico  o  la  fidelidad  a  la  Iglesia  Católica  o  al  régimen  feudal,
      se  ha  dicho  con  visos  de  verdad  que  ni  en  ética  ni  en  política  existe
      una  sola  idea  moderna  que  no  haya  brotado  primero  en  la  Grecia
      antigua  y  que  no  sea  posible  traducir  directamente  al  griego  antiguö'.
      Incluso  la  religión  dogmática  y  la  persecución  religiosa,  que  uno  cree
      invenciones  puramente  modernas  o  que  datan  de  la  Era  Cristiana,
      tienen  su  germen  en  Platón  y  en  sus  fuentes.  La  diferencia  estriba  en
      que  nuestras  ideas  están  embozadas  en  asociaciones,  eufemismos  y
      toda  clase  de  arreos,  mientras  que  las  ideas  griegas  se  ofrecen  desnu­
      das  e  inermes.  En  un  primer  momento  no  las  reconocemos,  pero  una
      vez  lo  hemos  conseguido,  nuestros  valores  se  modifican  y  jamás  esta­
      remos  ya  completamente  a  merced  de  las  frases  hechas  y   capciosas.
      Yo  me  inclino  a  creer  que  la  diferencia  más  radical  que  existe  entre
      la  especulación  antigua  en  cuestiones  políticas  y  sociales  y  la  mo­
      derna  consiste  en  que  nosotros  tendemos  a  ver  los  problemas  en
      función  del  dinero  y  las  máquinas,  por  ejercer  uno  y  otras  tan
      profundo  influjo  en  la  vida  contemporánea.  Los  griegos,  o  al  menos
      los  autores  griegos  cuyas  obras  han  llegado  hasta  nosotros,  los  ven
      en  función  de  las  relaciones  humanas.  Cuando  nosotros  tendemos  a
      decir :  “ Este  problema  se  remediará  construyendo  más  casas,  gene­
      ralizando  el  empleo  de  la  electricidad  a  menor  costo  o  abriendo  un
      nuevo  mercado” ,  ellos  decían :  “ Estos  ciudadanos  no  obran  con  jus­
      ticia” ,  o  bien  “ los  que  ocupan  el  poder  no  conocen  la  templanza” .
      Para  ellos,  el  hombre  y  el  carácter  humano  tenían  una  importancia
      primordial,  sin  rebozo  alguno ;  y  podían  tratar  las  condiciones  mate-
    ¡  riales  como  si  fueran  una  constante.  En  cambio,  a  nosotros  nos  im­
      presionan  hasta  tal  punto  los  tremendos  efectos  que  producen  las
      condiciones  materiales,  que  casi  consideramos  una  constante  el  elemen­
      to  representado  por  el  carácter  humano.
         Pero,  en  definitiva,  estas  cualidades  del  fondo  únicamente  se  acier­
      tan  a  comprender,  por  lo  común,  después  de  un  largo  estudio.  Lo
      que  al  principio  sorprende,  y  es  lo  que  más  resalta  en  el  curso  de
      letras  humanas  de  Oxford,  es  la  verdadera  naturaleza  de  los  libros
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