Page 65 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
P. 65

PROLEGÓMENOS  A  LA  H 1STORÍA  DE  GRECIA   6 9


      acostumbrados  a  la  ciudad,  o  sea,  que  entendían  cada  comunidad
      como  unida  dentro  por  la  philia  y  rodeada  por  un  mundo  exterior
      que  a  menudo  era  hostil.  La  lucha  era  un  elemento  forzoso  en  la
      vida;  para  salvar  la  ciudad  y  su  libertad  uno  podía  ser  llamado
      cualquier  día  a  matar  o  a  morir.  En  mi  opinión,  su  espíritu  estaba
      también  profundamente  impregnado  de  una  forma  de  pensamiento
      que  tenía  su  origen  en  el  culto  del  daimon  anual  en  sus  diversas
      formas.  Concebían  todo  lo  viviente  como  sujeto  a  un  cierto  esquema
      u  órbita :  un  nacimiento,  un  proceso  de  desarrollo,  un  tiempo  de
      triunfo  y  probablemente  de  hybris  o  exceso,  seguido  inevitablemente
      por  la  dike  retributiva  y  por  la  muerte.  Como  decía  uno  de  los  pri­
      meros  filósofos :  “ Todas  las  cosas  se  pagan  mutuamente  expiación  y
      penitencia  por  sus  injusticias,  conforme  a  la  ordenación  del  tiempo.”
      O  como lo  expresa  Herodoto7  de  un  modo  más  personal  y   mitológico:
      'φθονερόν  παν  το  θειον,’  'φιλέει  γάρ  ό  θεός  τά  όπερέχοντα  πάντα  κολούειν’
      “lo  sobrehumano  siente  por  naturaleza  celos  y  abate  lo  que  alcanza
      altura  excesiva” ;  où  γοίρ  lcjí  φρονεειν  μέγα ó  θεός  άλλον  ή  έωυτο'ν,  o  sea,
      “ Dios  no  permite  que  nadie,  aparte  de  él,  sea  orgulloso” .  Tal  idea
      obsesiona  a  los  griegos,  y  a  veces  los  vence  en  momentos  de  indolen­
      cia,  así  como  la  idea  de  la  evolución  nos  persigue  y  nos  vence  a
      nosotros.  Nuestra  concepción  es  más  rica,  pero  conviene  notar  que
      está  afectada  por  nuestro  moderno  desvío  a  enfrentarnos  cara  a  cara
      con  la  realidad.  Es  explicación  del  crecimiento,  pero  no  de  la  deca­
      dencia.  Trata  de  explicar  la  vida  sin  mencionar  a  la  muerte,  la  ma­
      ñana  sin  hacer  referencia  al  atardecer  o  la  noche.  El  griego  no  se
      dejó  dominar  mucho  por  semejante  ilusión.
         La  libertad  de  pensamiento  de  los  griegos  no  fue,  pues,  absoluta,
      Tenían  también  sus  límites  y  su  tradición.  Pero  los  límites  eran  de
      una  flexibilidad  maravillosa.  Fue  levísima  la  carga  que  para  ellos  sig­
      nificó  su  indumentaria.  Al  griego  le  bastaba  un  indumento,  y  rara
      vez  llevaba  más  de  cinco  — un  quitón,  un  himation,  un  cinturón  y
      quizá  un  par  de  sandalias— ,  ninguno  de  los  cuales  le  estorbaba  los
      movimientos  del  cuerpo.  Y   otro  tanto  acaecía  con  su  espíritu.
         Cosa  parecida  puede  decirse  en  general  de  todos  los  historiadores
      grecorromanos  de  la  antigüedad,  aunque  claro  está  que  cada  uno  de
      ellos  tuvo  su  distinto  carácter  y  valor.  Pero  hay  una  forma  de  clasi-

        7  I,  32  y  VII,  10.
   60   61   62   63   64   65   66   67   68   69   70