Page 72 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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? 6 GRECIA CLÁSICA Y HUNDO MODERNO
Italia, Alemania y Rusia se han ido formando otras nuevas, y en
cada uno de tales países, toda expresión del pensamiento que las rom
pa es reprimida y castigada, o lo ha sido hasta hace poco. Pudiera
haberse creído que al ser derrocado el fascismo habría desaparecido
este rígido convencionalismo en los distintos países, pero parece más
probable que por muchos países se hayan ido difundiendo nuevas
ortodoxias de idéntica rigidez, que, como es natural, han provocado
rígida oposición en otros. Es posible que la costra esté endureciéndose
en vez de ablandarse. Durante toda la Edad Media también abun
daron doctrinas filosóficas muy agudas, pero tuvieron que acomodarse
al conglomerado de tabúes y dogmas heredados que por razones
históricas predominaron en aquel período. La antropología administra
su deprimente pócima en dosis aproximadamente iguales al conser
vador y al radical extremados. Parece indicar que tales conglomerados
heredados no tienen prácticamente posibilidad alguna de entrañar
verdad o siquiera sensatez, pero que ninguna sociedad puede existir
sin ellos ni aun ponerse a modificarlos radicalmente sin que ello su
ponga un peligro social.
Ahora bien, si queremos pensar, queremos pensar con libertad y
salir por el momento de nuestra concha, concha formada principal
mente por nuestra religión heredada, por la Revolución Industrial, por
la prensa popular, por la mecanización de la vida y por el enorme des
arrollo de los descubrimientos científicos y los inventos materiales de
que nuestra vida social depende. Si nos contentamos con examinar
los grandes problemas permanentes de la filosofía por las gafas de
nuestra actual civilización occidental, entonces lo que hacemos es sen
cillamente acariciar los muros de nuestra prisión.
¿Cómo podremos conseguir evadirnos de ellos? Para esto, lo que
hace falta es que por algún tiempo podamos mirar el mundo por los
ojos de gentes que, en primer lugar, tengan grandeza intelectual; en
segundo término, que en la mayor medida posible estén libres de
nuestros propios prejuicios y convenciones; y, por último, que, de
ser posible, no estén demasiado imbuidos por los suyos propios. Pues
bien, los griegos cumplen estas tres condiciones. Su eminencia inte
lectual está fuera de duda; acerca de esto no añadiré nada más.
En segundo lugar, vivieron, en términos generales, antes de que se
produjera ninguna de las principales circunstancias que a nosotros nos
limitan, aunque claro está que en una fase posterior de nuestros