Page 74 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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78 GRECIA CLÁSICA Y MUNDO MODERNO
adulterio; los que mienten son Homero y Hesíodo. Sólo hay un
Dios.” Hasta aquí, el pensamiento no es particularmente notable,
pero obsérvese lo que sigue. Este Dios único "no es semejante al
hombre en modo alguno, ni en la forma ni en la mente. ...Si bueyes
y leones tuvieran manos y fueran capaces de hacer obras de arte,
hubieran hecho dioses a semejanza suya: los caballos, dioses como
caballos; los bueyes, dioses semejantes a bueyes, y así sucesivamente.”
Esto es un pensar verdaderamente libre, pensamiento que nos cuesta
trabajo seguir. “Dios no tiene partes; οδλος ópcj., οδλος Sé νοεί, οδλος
δέ τ'ακούει, todo él ve, piensa y oye. En ningún aspecto se asemeja
al hombre, ni en la forma ni en la mente.” Esta expresión "ni en
la mente” hace pensar. Recuerda al místico árabe medieval que dijo
que llamar "justo” a Dios era tan tontamente antropomórfico como
decir que tiene barba, y es curioso hasta qué punto los primeros filó
sofos llevaron su negación del antropomorfismo. Esa mente, esa
mente no humana que llaman Dios, en cuanto tiene forma, para
Meliso y Parménides es ¡una esfera! También es lo Uno, la única
existencia.
Hay en Jenófanes y en Parménides un impulso apasionado que
les hace natural escribir en verso, pero, como en el caso de Lucrecio,
es, por una parte, un escepticismo apasionado, una repudiación de las
anteojeras y un anhelo de libertad de visión y, por otra, una fe en el
logro de una nueva revelación. Esta tendencia se puede ver llevada
aún más lejos en el caso de Diágoras, que negó a los dioses, y de
Anaxágoras, que llegó a decir que el sol no era un dios, sino una
masa de materia al rojo blanco. Esta determinación a hacerse libre nos
da la clave de una de las más famosas controversias que se libraron
en el siglo V — el intento de establecer una distinción entre φύσις
y νομος— entre la verdadera ley de la naturaleza y la ley de la mera
convención, aceptada durante tanto tiempo y practicada de un modo
tan instintivo que parece naturaleza.
Hasta aquí he venido exponiendo cómo los griegos, en cuanto
dio comienzo la filosofía, se elevaron por encima de sus tradiciones y
convenciones y pensaron con independencia. Nada se encontrará, por
ejemplo, en el pensamiento medieval, que se aproxime a tal libertad.
Tomemos a continuación algunas de las determinadas cuestiones
que les preocupaban. En primer término se presentaba la cuestión
siguiente: “ ¿Qué es real en este mundo? ¿Qué es el mundo mismo?