Page 80 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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8 4            GRECIA  CLÁSICA  Y  MUNDO  MODERNO

     pliada  enormemente  por  la  imaginación,  y  hecha  más  positiva;  una
     Themis  en  que  se  nos  puede  llamar  no  ya  a  morir  por  la  tierra  de
     nuestros  padres  — a  ello  obligaban  las  leyes  tribuales  más  antiguas— ,
     sino  a  morir  por  la  verdad,  o  bien,  como  explica  en  un  maravilloso  pa­
     saje  del  libro  II,  a  desafiar  toda  la  ley  convencional  de  la  propia  socie­
     dad  en  aras  de  la  verdadera  ley  de  que  ha  renegado  o  se  ha  olvidado.
     Nadie  que  los  haya  leído  podrá  olvidar  fácilmente  sus  pasajes  sobre
     el  hombre  justo  en  la  sociedad  malvada  o  extraviada,  sobre  cómo  habrá
     de  ser  azotado  y  cegado  y  al  final  empalado  o  crucificado  por  la  socie­
     dad  que  no  le  entiende  porque  es  justo  y  parece  lo  contrario,  sobre
     cómo  en  definitiva  es  preferible  para  él  sufrir  de  esta  manera  que
     seguir  a  la  multitud  en  la  comisión  del  mal.
        Esta  concepción  de  la  vida  buena  como  desempeño  de  una  función
     o  cumplimiento  de  un  deber  por  un  miembro  de  un  organismo  o
     bien  — para  emplear  el  estilo  de  la  escuela  estoica—   como  una  volun­
     tad  libre  que  coopera  con  Dios  en  la  consecución  de  su  propósito
     desconocido,  representa  un  incalculable  progreso  sobre  las  concepciones
     basadas  en  los  tabúes  que  regían  en  la  antigüedad  y  que  en  conjunto
     son  corrientes  entre  la  mayor  parte  de  la  gente  en  la  época  actual.
     Constituye  un  gran  adelanto,  por  ejemplo,  sobre  las  concepciones  del
     Antiguo  Testamento  o  del  cristianismo  medieval,  que  en  distinto
     grado  se  basan  en  pecados  y  castigos.
        El  mismo  ambiente  racional  y  humano  se  respira  en  la  Ética  de
     Aristóteles,  donde  en  vez  de  un  sistema  de  pecados  y   castigos  el
     autor  opera  con  un  sistema  de  tendencias  psicológicas  o  modos  de
     conducta,  cada  uno  de  los  cuales  puede  ser  demasiado  débil  o  dema­
     siado  fuerte  para  el  bien  general.  Es  cuestión  de  proporciones ;  lo
     acertado  es  alcanzar  algún  καιρός  o  punto  justo,  observar  un  μετρ o v
     o  medida.
        Estas  dos  concepciones  son  fundamentalmente  sociales.  El  princi­
     pal  asunto  del  individuo  es  servir  a  su  comunidad.  Más  adelante,
     cuando  la  civilización  griega  falló  y  se  hundió  con  la  extenuación
     provocada  por  la  Guerra  del  Peloponeso,  cuando  la  ciudad  no  contaba
     ya  mucho  y  el  alma  individual  se  destacó  resaltando  en  toda  su  im­
     portancia  suprema  e  infinita,  nacieron  dos  grandes  escuelas :  la  estoica
     y  la  epicúrea.  Al  problema  de  la  ética  dieron  las  dos  soluciones  dis­
     tintas  que  desde  entonces  han  dividido  a  los  pensadores.  ¿Cómo  debe
     vivir  el  hombre?  Los  epicúreos,  siguiendo  a  Demócrito,  dijeron  que
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