Page 119 - Orgullo y prejuicio
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esperanza que abrigamos de que sea en el futuro nuestra hermana. No sé si

                alguna vez le he manifestado a usted mi sentir sobre este particular; pero no
                quiero irme sin confiárselo, y me figuro que lo encontrará muy razonable.
                Mi hermano ya siente gran admiración por ella, y ahora tendrá frecuentes

                ocasiones de verla con la mayor intimidad. La familia de Georgina desea
                esta  unión  tanto  como  nosotras,  y  no  creo  que  me  ciegue  la  pasión  de

                hermana al pensar que Charles es muy capaz de conquistar el corazón de
                cualquier mujer. Con todas estas circunstancias en favor de esta relación y

                sin nada que la impida, no puedo equivocarme, queridísima Jane, si tengo la
                esperanza  de  que  se  realice  el  acontecimiento  que  traería  la  felicidad  a

                tantos seres.»
                     ––¿Qué opinas de este párrafo, Lizzy? ––preguntó Jane al terminar de
                leer––.  ¿No  está  bastante  claro?  ¿No  expresa  claramente  que  Caroline  ni

                espera ni desea que yo sea su hermana, que está completamente convencida
                de la indiferencia de su hermano, y que si sospecha la naturaleza de mis

                sentimientos hacia él, se propone, con toda amabilidad, eso sí, ponerme en
                guardia? ¿Puede darse otra interpretación a este asunto?

                     ––Sí se puede. Yo lo interpreto de modo muy distinto. ¿Quieres saber
                cómo?

                     ––Claro que sí.
                     ––Te lo diré en pocas palabras. La señorita Bingley se ha dado cuenta de
                que  su  hermano  está  enamorado  de  ti  y  ella  quiere  que  se  case  con  la

                señorita  Darcy.  Se  ha  ido  a  la  capital  detrás  de  él,  con  la  esperanza  de
                retenerlo allí, y trata de convencerte de que a Bingley no le importas nada.

                     Jane lo negó con la cabeza.
                     ––Así es, Jane; debes creerme. Nadie que os haya visto juntos puede

                dudar  del  cariño  de  Bingley.  Su  hermana  no  lo  duda  tampoco,  no  es  tan
                tonta. Si hubiese visto en Darcy la mitad de ese afecto hacia ella, ya habría

                encargado el traje de novia. Pero lo que pasa es lo siguiente: que no somos
                lo bastante ricas ni lo bastante distinguidas para ellos. Si la señorita Bingley
                tiene tal afán en casar a la señorita Darcy con su hermano, es porque de este

                modo le sería a ella menos difícil casarse con el propio Darcy; lo que me
                parece un poco ingenuo por su parte. Pero me atrevería a creer que lograría
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