Page 122 - Orgullo y prejuicio
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CAPÍTULO XXII
Los Bennet fueron invitados a comer con los Lucas, y de nuevo la
señorita Lucas tuvo la amabilidad de escuchar a Collins durante la mayor
parte del día. Elizabeth aprovechó la primera oportunidad para darle las
gracias.
––Esto le pone de buen humor. Te estoy más agradecida de lo que
puedas imaginar ––le dijo.
Charlotte le aseguró que se alegraba de poder hacer algo por ella, y que
eso le compensaba el pequeño sacrificio que le suponía dedicarle su tiempo.
Era muy amable de su parte, pero la amabilidad de Charlotte iba más lejos
de lo que Elizabeth podía sospechar: su objetivo no era otro que evitar que
Collins le volviese a dirigir sus cumplidos a su amiga, atrayéndolos para sí
misma. Éste era el plan de Charlotte, y las apariencias le fueron tan
favorables que al separarse por la noche casi habría podido dar por
descontado el éxito, si Collins no tuviese que irse tan pronto de
Hertfordshire. Pero al concebir esta duda, no hacía justicia al fogoso e
independiente carácter de Collins; a la mañana siguiente se escapó de
Longbourn con admirable sigilo y corrió a casa de los Lucas para rendirse a
sus pies. Quiso ocultar su salida a sus primas porque si le hubiesen visto
habrían descubierto su intención, y no quería publicarlo hasta estar seguro
del éxito; aunque se sentía casi seguro del mismo, pues Charlotte le había
animado lo bastante, pero desde su aventura del miércoles estaba un poco
falto de confianza. No obstante, recibió una acogida muy halagüeña. La