Page 156 - Orgullo y prejuicio
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era bonita, moderna y estaba muy bien situada, en una elevación del
terreno.
Desde el jardín, Collins hubiese querido llevarles a recorrer sus dos
praderas, pero las señoras no iban calzadas a propósito para andar por la
hierba aún helada y desistieron. Sir William fue el único que le acompañó.
Charlotte volvió a la casa con su hermana y Elizabeth, sumamente contenta
probablemente por poder mostrársela sin la ayuda de su marido. Era
pequeña pero bien distribuida, todo estaba arreglado con orden y limpieza,
mérito que Elizabeth atribuyó a Charlotte. Cuando se podía olvidar a
Collins, se respiraba un aire más agradable en la casa; y por la evidente
satisfacción de su amiga, Elizabeth pensó que debería olvidarlo más a
menudo.
Ya le habían dicho que lady Catherine estaba todavía en el campo. Se
volvió a hablar de ella mientras cenaban, y Collins, sumándose a la
conversación, dijo:
––Sí, Elizabeth; tendrá usted el honor de ver a lady Catherine de Bourgh
el próximo domingo en la iglesia, y no necesito decirle lo que le va a
encantar. Es toda afabilidad y condescendencia, y no dudo que la honrará
dirigiéndole la palabra en cuanto termine el oficio religioso. Casi no dudo
tampoco de que usted y mi cuñada María serán incluidas en todas las
invitaciones con que nos honre durante la estancia de ustedes aquí. Su
actitud para con mi querida Charlotte es amabilísima. Comemos en Rosings
dos veces a la semana y nunca consiente que volvamos a pie. Siempre pide
su carruaje para que nos lleve, mejor dicho, uno de sus carruajes, porque
tiene varios.
––Lady Catherine es realmente una señora muy respetable y afectuosa
––añadió Charlotte––, y una vecina muy atenta.
––Muy cierto, querida; es exactamente lo que yo digo: es una mujer a la
que nunca se puede considerar con bastante deferencia.
Durante la velada se habló casi constantemente de Hertfordshire y se
repitió lo que ya se había dicho por escrito. Al retirarse, Elizabeth, en la
soledad de su aposento, meditó sobre el bienestar de Charlotte y sobre su
habilidad y discreción en sacar partido y sobrellevar a su esposo,