Page 240 - Orgullo y prejuicio
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único retrato cuyas facciones podía reconocer. Al llegar a él se detuvo,
notando su sorprendente exactitud. El rostro de Darcy tenía aquella misma
sonrisa que Eliza-beth le había visto cuando la miraba. Permaneció varios
minutos ante el cuadro, en la más atenta contemplación, y aun volvió a
mirarlo antes de abandonar la galería. La señora Reynolds le comunicó que
había sido hecho en vida del padre de Darcy.
Elizabeth sentía en aquellos momentos mucha mayor inclinación por el
original de la que había sentido en el auge de sus relaciones. Las alabanzas
de la señora Reynolds no eran ninguna nimiedad. ¿Qué elogio puede ser
más valioso que el de un criado inteligente? ¡Cuánta gente tenía puesta su
felicidad en las manos de Darcy en calidad de hermano, de propietario y de
señor! ¡Cuánto placer y cuánto dolor podía otorgar! ¡Cuánto mal y cuánto
bien podía hacer! Todo lo dicho por el ama de llaves le enaltecía. Al estar
ante el lienzo en el que él estaba retratado, le pareció a Elizabeth que sus
ojos la miraban, y pensó en su estima hacia ella con una gratitud mucho
más profunda de la que antes había sentido; Elizabeth recordó la fuerza y el
calor de sus palabras y mitigó su falta de decoro.
Ya habían visto todo lo que mostraba al público de la casa; bajaron y se
despidieron del ama de llaves, quien les confió a un jardinero que esperaba
en la puerta del vestíbulo.
Cuando atravesaban la pradera camino del arroyo, Elizabeth se volvió
para contemplar de nuevo la casa. Sus tíos se detuvieron también, y
mientras el señor Gardiner se hacía conjeturas sobre la época del edificio, el
dueño de éste salió de repente de detrás de la casa por el sendero que
conducía a las caballerizas.
Estaban a menos de veinte yardas, y su aparición fue tan súbita que
resultó imposible evitar que los viera. Los ojos de Elizabeth y Darcy se
encontraron al instante y sus rostros se cubrieron de intenso rubor. Él paró
en seco y durante un momento se quedó inmóvil de sorpresa; se recobró en
seguida y, adelantándose hacia los visitantes, habló a Elizabeth, si no en
términos de perfecta compostura, al menos con absoluta cortesía.
Ella se había vuelto instintivamente, pero al acercarse él se detuvo y
recibió sus cumplidos con embarazo. Si el aspecto de Darcy a primera vista