Page 241 - Orgullo y prejuicio
P. 241
o su parecido con los retratos que acababan de contemplar hubiesen sido
insuficientes para revelar a los señores Gardiner que tenían al propio Darcy
ante ellos, el asombro del jardinero al encontrarse con su señor no les habría
dejado lugar a dudas. Aguardaron a cierta distancia mientras su sobrina
hablaba con él. Elizabeth, atónita y confusa, apenas se atrevía a alzar los
ojos hacia Darcy y no sabía qué contestar a las preguntas que él hacía sobre
su familia. Sorprendida por el cambio de modales desde que se habían
separado por última vez, cada frase que decía aumentaba su cohibición, y
como entre tanto pensaba en lo impropio de haberse encontrado allí, los
pocos momentos que estuvieron juntos fueron los más intranquilos de su
existencia. Darcy tampoco parecía más dueño de sí que ella; su acento no
tenía nada de la calma que le era habitual, y seguía preguntándole cuándo
había salido de Longbourn y cuánto tiempo llevaba en Derbyshire, con
tanto desorden, y tan apresurado, que a las claras se veía la agitación de sus
pensamientos.
Por fin pareció que ya no sabía qué decir; permaneció unos instantes sin
pronunciar palabra, se reportó de pronto y se despidió.
Los señores Gardiner se reunieron con Elizabeth y elogiaron la buena
presencia de Darcy; pero ella no oía nada; embebida en sus pensamientos,
los siguió en silencio. Se hallaba dominaba por la vergüenza y la
contrariedad. ¿Cómo se le había ocurrido ir allí? ¡Había sido la decisión
más desafortunada y disparatada del mundo! ¡Qué extraño tenía que
parecerle a Darcy! ¡Cómo había de interpretar aquello un hombre ––tan
vanidoso! Su visita a Pemberley parecería hecha adrede para ir en su busca.
¿Por qué habría ido? ¿Y él, por qué habría venido un día antes? Si ellos
mismos hubiesen llegado a Pemberley sólo diez minutos más temprano, no
habrían coincidido, pues era evidente que Darcy acababa de llegar, que en
aquel instante bajaba del caballo o del coche. Elizabeth no dejaba de
avergonzarse de su desdichado encuentro. Y el comportamiento de Darcy,
tan notablemente cambiado, ¿qué podía significar? Era sorprendente que le
hubiese dirigido la palabra, pero aún más que lo hiciese con tanta finura y
que le preguntase por su familia. Nunca había visto tal sencillez en sus
modales ni nunca le había oído expresarse con tanta gentileza. ¡Qué