Page 286 - Orgullo y prejuicio
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son las condiciones que, bien mirado, no he vacilado en aceptar por
ti, pues me creía autorizado para ello. Te mando la presente por un
propio, pues no hay tiempo que perder para que me des una
contestación. Comprenderás fácilmente por todos los detalles que la
situación del señor Wickham no es tan desesperada como se ha
creído. La gente se ha equivocado y me complazco en afirmar que
después de pagadas todas las deudas todavía quedará algún
dinerillo para dotar a mi sobrina como adición a su propia fortuna.
Si, como espero, me envías plenos poderes para actuar en tu nombre
en todo este asunto, daré órdenes enseguida a Haggerston para que
redacte el oportuno documento. No hay ninguna necesidad de que
vuelvas a la capital; por consiguiente, quédate tranquilo en
Longbourn y confía en mi diligencia y cuidado. Contéstame cuanto
antes y procura escribir con claridad. Hemos creído lo mejor que mi
sobrina salga de mi casa para ir a casarse, cosa que no dudo
aprobarás. Hoy va a venir. Volveré a escribirte tan pronto como
haya algo nuevo.
Tuyo,
E. Gardiner.
––¿Es posible? ––exclamó Elizabeth al terminar la carta––. ¿Será
posible que se case con ella?
––Entonces Wickham no es tan despreciable como creíamos ––observó
Jane––. Querido papá, te doy la enhorabuena.
––¿Ya has contestado la carta?
––No, pero hay que hacerlo en seguida.
Elizabeth le rogó vehementemente que no lo demorase.
––Querido papá, vuelve a casa y ponte a escribir inmediatamente.
Piensa lo importante que son los minutos en estos momentos.
––Deja que yo escriba por ti ––dijo Jane––, si no quieres molestarte.
––Mucho me molesta ––repuso él––, pero no hay más remedio.
Y regresó con ellas a la casa.
––Supongo que aceptarás añadió Elizabeth.