Page 306 - Orgullo y prejuicio
P. 306
asunto, y entonces aplazó su visita hasta que tu padre se hubo ido.
No dejó su nombre, y al otro día supimos únicamente que había
venido un caballero por una cuestión de negocios.
El sábado volvió. Tu padre se había marchado y tu tío estaba en
casa. Como he dicho antes, hablaron largo rato los dos.
El domingo volvieron a reunirse y entonces le vi yo también.
Hasta el lunes no estuvo todo decidido, y entonces fue cuando se
mandó al propio a Longbourn. Pero nuestro visitante se mostró muy
obstinado; te aseguro, Elizabeth, que la obstinación es el verdadero
defecto de su carácter. Le han acusado de muchas faltas en varias
ocasiones, pero ésa es la única verdadera. Todo lo quiso hacer él
por su cuenta, a pesar de que tu tío ––y no lo digo para que me lo
agradezcas, así que te ruego no hables de ello–– lo habría
arreglado todo al instante.
Discutieron los dos mucho tiempo, mucho más de lo que
merecían el caballero y la señorita en cuestión. Pero al cabo tu tío
se vio obligado a ceder, y en lugar de permitirle que fuese útil a su
sobrina, le redujo a aparentarlo únicamente, por más disgusto que
esto le causara a tu tío. Así es que me figuro que tu carta de esta
mañana le ha proporcionado un gran placer al darle la oportunidad
de confesar la verdad y quitarse los méritos que se deben a otro.
Pero te suplico que no lo divulgues y que, como máximo, no se lo
digas más que a Jane.
Me imagino que sabrás lo que se ha hecho por esos jóvenes. Se
han pagado las deudas de Wickham, que ascienden, según creo, a
muchísimo más de mil libras; se han fijado otras mil para aumentar
la dote de Lydia, y se le ha conseguido a él un empleo. Según Darcy,
las razones por las cuales ha hecho todo esto son unicamente las
que te he dicho antes: por su reserva no se supo quién era Wickham
y se le recibió y consideró de modo que no merecía. Puede que haya
algo de verdad en esto, aunque yo no dudo que ni la reserva de
Darcy ni la de nadie tenga nada que ver en el asunto. Pero a pesar
de sus bonitas palabras, mi querida Elizabeth, puedes estar segura