Page 145 - Fantasmas
P. 145

Joe HiLL



            Abraham  miró  en  silencio  a su  hijo mayor  y Max  le de-
       volvió  la mirada con  media cabeza fuera de la ventana  y las ma-
       nos  en  el alféizar.
            —S1 quieres —dijo su padre— puedo abrirte  la puerta pa-
       ra  que  salgas. No queda tan  teatral, pero  sí es  más  cómodo.
            —No  —contestó  Max—.  No,  gracias.  Estaba...  noso-
       tros...  un  error. Lo siento.
            —Un  error  es  no  saber  cuál es  la capital  de  Portugal  en
       un  examen  de geografía.  Esto  es  otra  cosa.  —Hizo  una  pausa
       e inclinó  la cabeza con  semblante  inexpresivo.  A continuación
       soltó  a Rudy y se volvió  abriendo  una  mano  y señalando  hacia
       el jardín en  un  gesto  que parecía  decir:  «Sal por  ahís—.  Ha-
       blaremos  de eso  otro  día. Ahora,  si no  te importa,  me  gusta-
       ría que salieras  de mi despacho.
            Max  se  le quedó mirando.  Nunca  hasta  entonces  su  pa-
       dre había postergado  el castigo físico —entrar  sin permiso  en
       su  estudio  merecería  al menos  unos  buenos  latigazos— y tra-
      taba de entender  por qué lo hacía  ahora.  Su padre esperaba y
      Max  salió por la ventana  y aterrizó  en  un  jardín. Rudy lo mi-
      raba  con  expresión  interrogante,  buscando  alguna indicación
      sobre  lo que  debían  hacer  a continuación.  Max  alzó  la vista
      en  dirección  a los establos  —su  estudio  particular—  y, despa-
      cio, se  encaminó  hacia  allí. Su hermano  pequeño  echó  a andar
      junto a él, temblando  de pies a cabeza.
            Antes  de que lograran escapar,  sin embargo, Max notó  la
      mano  de su  padre en  el hombro.
            —Mis  reglas son  protegerte  siempre,  Maximilian  —di-
      jo—.  ¿Ahora  me  dices  quizá que  no  quieres  que  yo te  pro-
      teja más?  Cuando  eras  pequeño  te  tapé los ojos en  el teatro
      cuando  llegaban  los sicarios  a asesinar  a  Clarence  en  Ricar-
      do.  Pero  cuando  fuimos  a ver  Macbeth  me  apartaste  la ma-
      no,  querías  ver.  Ahora  me  parece  que  la historia  se  repite,
      ¿no?




                                    143
   140   141   142   143   144   145   146   147   148   149   150