Page 167 - Fantasmas
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Joe HiLL



          Asiente  con  la cabeza,  me  hace una  señal de conformidad
     juntando  los dedos  índice  y pulgar y volvemos  a la cama.  Es a
     lo que me  refiero  cuando  digo que mi padre es  muy compren-
     sivo con  mis problemas.  Los dos dormimos a  pierna suelta y a
     la mañana  siguiente,  para  desayunar,  papá pide al servicio  de
     habitaciones  coctél  de frutas  en  lata.


          No todos  son  tan  comprensivos  con  mis problemas,  y
     menos  todavía  mi tía Mandy.
          Mi tía Mandy ha empezado un  montón  de cosas,  pero nin-
     guna  la ha llevado  a ninguna parte.  Mamá  y papá la ayudaron
     a pagarse  estudios  de arte, porque  durante un  tiempo pensó que
     quería ser fotógrafa. Después,  cuando  cambió  de opinión, tam-
     bién la ayudaron  a montar  una  galería en  Cape Cod, pero,  co-
     mo  dice tía Mandy, aquello no  llegó a «cuajar».  Es decir, la co-
     sa no  funcionó.  Después fue a la escuela de cine en Los Ángeles
    y probó suerte  como  guionista,  sin éxito.  Se casó  con  un  hom-
    bre que pensó  que iba a convertirse  en  novelista,  pero  resultó
    ser  únicamente  un  profesor  de Literatura,  y además  muy  sa-
    tisfecho  de serlo, y durante  un  tiempo  después  de separarse  la
    tía Mandy tuvo  que pasarle una  pensión,  así que ni siquiera lo
    de casarse  le salió  bien.
          Ella diría  que  todavía  no  ha decidido  lo que  quiere  ser
    en  la vida.  Mi padre diría,  en  cambio,  que  Mandy  se  equivo-
    ca  al pensar  así, puesto  que  ya es  la persona  que  siempre  es-
    tuvo  destinada  a ser.  Es como  Brad  McGuane,  que  era  el jar-
    dinero  derecho  cuando  mi padre pasó a dirigir el equipo,  que
    tiene  un  promedio  de bateo  de 292, pero  sólo  de 200  cuando
    los jugadores  de su  equipo  están  en  posición de anotar,  y que
    jamás ha conseguido  un  batazo  en  las fases  finales,  a pesar  de
    tener  veinticinco  oportunidades  la última  vez  que  consiguió
    llegar a los playoffs.  Un  cataclismo  andante,  así es  como  mi
    padre lo llama.  McGuane  ha pasado de un  equipo  a otro y la




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