Page 80 - Fantasmas
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FANTASMAS



            —¿Ah sí? —preguntó  el señor Milton—.  Pues  qué alivio.
      Ni siquiera  estaba  seguro  de que  ese  chico  pudiera ir al cuar-
      to  de baño.
            En otra  ocasión, John Erikson  sostuvo  a Art cabeza  aba-
      Jo durante  el recreo  y le escribió  BOLSA  DE  COLESTOMÍA, en vez
      de COLOSTOMÍA,  en  el estómago,  con  rotulador indeleble.  Pa-
      ra  cuando  se  le borró  ya era  primavera.
            «Lo  peor  ha sido  que  mi madre  lo ha visto.  Ya es  malo
      que  tenga  que  saber  que  me  pegan  todos  los días, pero  es  que
      encima  le disgustó  que  estuviera  mal escrito.»
            Y añadió:
            «No sé qué pretende ella. Estamos  en  sexto  curso.  ¿Es que
      se le ha olvidado  lo que  es  el sexto  curso?  Lo siento, pero,  sea-
      mos  realistas:  ¿qué probabilidades  tengo  de que me  acabe dan-
      do una  paliza el campeón  nacional  de ortografía?»
            —Con  la carrera  que llevas —le contesté  yo—,  me  temo
      que muchas.
            Así es  como  Art y yo nos  hicimos  amigos:
            Durante  los recreos  yo siempre me  quedaba en  los tobo-
      ganes  solo, leyendo  revistas  deportivas.  Estaba  cultivando  mi
      reputación como  delincuente  y posible traficante  de drogas. Pa-
      ra  fomentar  esta  imagen,  siempre vestía  una  chaqueta vaquera

      negra  y no  hablaba  con  nadie  ni hacía amigos.
            Subido  en  lo alto del laberinto  trepador —una  estructu-
      ra  con  forma  de cúpula situada  en  un  extremo  del patio de as-
      falto  del colegio—  me  encontraba  a casi tres  metros  del suelo
      y podía ver  todo  el recinto.  Un  día vi a Billy Spears  hacién-
      dose  el tonto  con  Cassius  Delamitri  y John Erikson.  Billy te-
      nía una  pelota y un  bate y los tres  intentaban  meterla  por una
      ventana  del segundo piso. Al cabo  de apenas  quince  minutos
      John Erikson  tuvo  suerte  y acertó.  Cassius  dijo:
            —i¡Mierda!  Nos hemos  quedado  sin pelota. Necesitamos
      otra  cosa  para lanzar.



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