Page 242 - Microsoft Word - King, Stephen - IT _Eso_.DOC.doc
P. 242

mirada). El yo-yo terminó en su palma ahuecada, con el cordel enroscado a su eje.
                Bev lo devolvió a Richie y se sentó otra vez. El chico se instaló junto a ella,
                boquiabierto de admiración. Bev soltó una risita.
                   --Cierra la boca o te tragarás una mosca.
                   Richie cerró la boca secamente.
                   --Además, esa última parte fue pura suerte. Es la primera vez en mi vida que
                hago dos vueltas completas seguidas sin que se me pare.
                   Varios chicos pasaban junto a ellos, rumbo al cine. Peter Gordon pasó con
                Marcia Fadden. Se decía que salían juntos, pero Richie imaginaba que era sólo
                porque vivían en casas contiguas, en Broadway Oeste, y eran ambos tan tímidos
                que necesitaban del mutuo apoyo. Peter Gordon ya tenía una buena cosecha de
                acné, aunque sólo tenía doce años. A veces iba con Bowers, Criss y Huggins,
                pero no tenía valor para intentar nada por su cuenta.
                   Echó un vistazo a Richie y a Bev y canturreó:
                   --¡Richie y Beverly están de novios! Primero de novios, después casados...
                   --... y aquí viene Richie con un bebé en brazos -concluyó Marcia, graznando de
                risa.
                   --Sentaos aquí, capullos -dijo Bev, mostrándoles el dedo medio.
                   Marcia apartó la vista, disgustada.
                   Gordon la rodeó con un brazo y dijo a Richie, sobre el hombro.
                   --A lo mejor nos vemos después, cuatro-ojos.
                   --A lo mejor ves la faja de tu madre -respondió Richie con picardía, aunque sin
                mucho sentido.
                   Beverly se destornilló de risa. Por un momento se apoyó en el hombro de Richie
                y el chico supo que su contacto no era precisamente desagradable. Pero ella se
                incorporó enseguida.
                   --Qué par de gilipollas -dijo.
                   --Sí, creo que Marcia Fadden mea agua de rosas -dijo Richie.
                   A Beverly le dio otro ataque de risa.
                   --Chanel número cinco -murmuró con voz apagada por las manos con que se
                cubría la boca.
                   --Seguro -confirmó Richie, aunque no tenía la menor idea de lo que era Chanel
                número cinco-. Oye, Bev ..
                   --¿Qué?
                   --¿Me enseñas a dominar el yo-yo?
                   --Probaré. Nunca he enseñado a nadie.
                   --¿Tú cómo lo aprendiste? ¿Quién te enseñó?
                   Ella lo miró con ceño.
                   --No me enseñó nadie. Lo imaginé, simplemente. Es como hacer girar un bastón
                de majorette. Lo hago de maravillas.
                   --Cuánta humildad -comentó Richie, poniendo los ojos en blanco.
                   --Bueno, pero es cierto. Y no tomé clases ni nada de eso.
                   --¿Sabes manejar el bastón?
                   --Claro.
                   --Vas a ser majorette en la secundaria, ¿eh?
   237   238   239   240   241   242   243   244   245   246   247