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una granja con buenas perspectivas, al menos sobre el papel. Los dos viajaron
                desde Texas en autobús para echarle un vistazo y la compraron el mismo día. El
                First Merchants Bank, del condado de Penobscot, le otorgó una hipoteca a diez
                años, y aquí se instalaron.
                   "--Al principio tuvimos problemas -dijo mi padre-. Había gente que no quería
                negros en el vecindario. Ya sabíamos que pasaría eso, pues yo no había olvidado
                lo del Black Spot, pero esperamos a que pasara. Los chicos nos arrojaban piedras
                o latas de cerveza. Creo que, ese primer año, repuse más de veinte vidrios. Y
                algunos no eran tan pequeños. Un día, al levantarnos, encontramos una cruz
                esvástica pintada en el costado del gallinero; todos los pollos estaban muertos,
                alguien les había envenenado la comida. Fueron los últimos pollos que traté de
                criar.
                   Pero el alguacil del condado (en aquellos días no había comisario porque Derry
                era muy poca cosa para tenerlo) se interesó en el caso y trabajó con ganas. A eso
                me refiero, Mikey, cuando te digo que aquí hay tanto bien como mal. Para ese
                Sullivan importaba muy poco que yo tuviera piel negra y pelo rizado. Salió cinco o
                seis veces, habló con la gente y por fin descubrió al que lo había hecho. ¿Y quién
                crees que había sido? Tienes tres posibilidades, y las dos primeras no cuentan.
                   --No sé -dije.
                   Mi padre rió con ganas y los ojos comenzaron a lagrimearle. Sacó del bolsillo un
                gran pañuelo blanco y se los enjugó.
                   --¡Pues era Butch Bowers, nada menos! -dijo-. El padre del chico que, según
                dices, es el peor matón de tu escuela. El padre es un mierda y el hijo también.
                   --En la escuela, algunos chicos dicen que el padre de Henry está loco -le dije.
                Creo que, por entonces, yo estaba en el cuarto grado, lo bastante avanzado como
                para que Henry Bowers me hubiera pateado el trasero más de una vez; y ahora
                que lo pienso, casi todos los sinónimos peyorativos de negro que conozco los oí,
                por primera vez, de labios de Henry Bowers, entre primero y cuarto grado.
                   --Ya -dijo mi padre-. La idea de que Butch Bowers esté loco puede no estar muy
                errada. Dicen que nunca estuvo bien desde que volvió de la guerra; peleó con los
                marines en el Pacífico. La cuestión es que el alguacil lo detuvo. Butch aullaba que
                era una trampa de los negrófilos y que él iba a demandarlos a todos. Creo que su
                lista iba desde aquí a Witcham Street. No creo que tuviera un par de calzoncillos
                sanos en los cajones, pero hablaba de iniciar juicio contra mí, contra el alguacil
                Sullivan, el municipio de Derry, el condado de Penobscot y sabe Dios quién más.
                   En cuanto a lo que pasó después... Bueno, no puedo jurar que sea cierto, pero
                así lo supe por Dewey Conroy. Dewey dice que el alguacil fue a ver a Butch a la
                cárcel de Bangor. Y le dijo: "Es hora de que cierres el pico y escuches un poco,
                Butch. Ese negro no quiere presentar acusación. No quiere que vayas a la
                penitenciaría; sólo pide que le pagues sus pollos. Con doscientos dólares, estaría
                en paz."
                   Y Butch le dice que puede meterse los doscientos dólares donde le quepan. Y el
                alguacil Sullivan le dijo: "En la penitenciaría de Shawshank hay una calera, Butch,
                y dicen que, después de trabajar allí dos años, la lengua se te pone verde como
                un helado de lima. Anda, elige: ¿dos años juntando cal o doscientos dólares?"
                   --¿Por matarle los pollos a un negro? -preguntó Butch.
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