Page 357 - Microsoft Word - King, Stephen - IT _Eso_.DOC.doc
P. 357
--¿Te acuerdas de los fuegos fatuos, Bill? -musitó Mike.
--No -dijo él. Su boca estaba como cuando el dentista se entusiasma demasiado
con la novocaína.
--Ya te acordarás.
--Ojalá no.
--De cualquier modo, así será -dijo Mike-. Pero por el momento... no. Yo
tampoco. ¿Alguno de vosotros?
Todos negaron con la cabeza.
--Pero algo hicimos -observó Mike, en voz baja-. En cierto momento pudimos
ejercer una especie de voluntad de grupo. En cierto momento alcanzamos un
entendimiento especial, fuera consciente o inconsciente. -Se movió, inquieto-.
Lástima que Stan no esté con nosotros. Tengo la sensación de que él, con su
mente ordenada, podría haber tenido alguna idea.
--Tal vez la tuvo -dijo Beverly-. Y tal vez por eso se mató. Por comprender que,
si existía algo de magia, no funcionaría entre adultos.
--Yo creo que puede funcionar -corrigió Mike-. Porque hay otra cosa que los seis
tenemos en común. No sé si alguno de vosotros se ha dado cuenta.
A Bill le tocó entonces abrir la boca y volver a cerrarla.
--Venga -le instó el bibliotecario-. Tú sabes de qué se trata. Te lo leo en la cara.
--No estoy muy seguro de saberlo -replicó Bill, pero "creo" que ninguno de
nosotros tiene hijos.
Hubo un momento de asombrado silencio.
--Sí -dijo Mike-. Así es.
--¡Por todos los santos! -exclamó Eddie, indignado-. ¿Qué tiene que ver eso con
el precio de las habas en Perú? ¿De dónde sacaste la idea de que todo el mundo
tiene, forzosamente, que tener hijos? ¡Eso es una locura!
--¿Tenéis hijos tú y tu mujer? -preguntó Mike.
--Si has estado siguiéndonos el rastro como dices, sabes muy bien que no
tenemos. Pero insisto en que eso no significa nada.
--¿Habéis "tratado" de tenerlos?
--No usamos anticonceptivos, si a eso te refieres. -Eddie hablaba con una
dignidad conmovedora, pero tenía las mejillas arreboladas-. Sucede que mi
esposa tiene algunos... ¡Mierda! Tiene un montón de kilos de más. Consultamos
con un médico y él nos dijo que mi esposa no podría tener hijos si no bajaba de
peso. ¿Somos criminales por eso?
--Tómatelo con calma, Eds -lo tranquilizó Richie, inclinándose hacia él.
--¡No me llames Eds y "no se te ocurra" pellizcarme las mejillas! -exclamó él,
girando hacia Richie-. ¡Sabes que no lo soporto!
Richie retrocedió, parpadeando.
--¿Beverly? -preguntó Mike-. ¿Tú y Tom?
--No tenemos hijos -dijo-. Y tampoco usamos anticonceptivos. Tom quiere tener
chicos... y yo también, por supuesto -agregó, apresurada, recorriendo a los
presentes con la mirada. Bill se dijo que tenía los ojos demasiado brillantes, casi
como los de una actriz que estuviera ofreciendo una buena representación-. Es
que aún no han venido.
--¿Os hicisteis exámenes? -preguntó Ben.
--Oh, sí, por supuesto -respondió ella con una osa ligera, casi temblorosa.