Page 474 - Microsoft Word - King, Stephen - IT _Eso_.DOC.doc
P. 474

Pasó por la abertura, giró en redondo y cerró la verja oyendo el chasquido del
                cerrojo. Un momento después, Peter Gordon se arrojaba contra el alambrado; y
                más tarde Victor Criss aparecía a su lado. A Peter se le había borrado la sonrisa,
                reemplazada por una expresión ceñuda. Buscó a manotazos el picaporte pero no
                lo había sino por dentro, por supuesto.
                   --Vamos, chico, abre la verja. Eso es jugar sucio.
                   --¿Y jugar limpio qué es? -jadeó Mike-. ¿Cinco contra uno? si no lo hubiera oído.
                   Mike miró a Victor y lo notó preocupado. Iba a hablar, pero entonces los otros
                llegaron a la verja.
                   --¡Abre, negro! -bramó Henry, mientras empezaba a sacudir el alambrado con tal
                ferocidad que Peter lo miró sorprendido-. ¡Abre! ¡Abre ahora mismo!
                   --No -dijo Mike.
                   --¡Abre! -gritó Belch-. ¡Vamos, negro de mierda!
                   Mike se apartó de la verja; el corazón le vibraba en el pecho. No recordaba
                haber tenido tanto miedo. Todos se alinearon contra la verja, gritándole; Mike
                nunca había imaginado que existieran tantos sinónimos "negro". Reparó apenas
                en que Henry estaba sacando algo del bolsillo, que encendía un fósforo con la uña
                del pulgar... y de pronto una llama roja y redonda voló por sobre la alambrada. Se
                apartó por instinto en el momento en que el petardo estallaba a su izquierda,
                levantando polvo.
                   Eú ruido los acalló a todos por un momento; Mike los miraba, incrédulo, a través
                de la alambrada y ello hacían otro tanto. Peter Gordon parecía completamente
                horrorizado; hasta Belch estaba aturdido.
                   "Ahora le tienen miedo" pensó Mike, súbitamente. Y una voz nueva había dentro
                de él, quizá, por primera vez: una voz perturbadoramente adulta. "Tienen miedo
                pero eso no los detendrá. Tienes que escapar, Mikey, porque va a pasar algo.
                Quizá no todos querrán que pase; Victor no y tal vez Peter Gordon tampoco; pero
                pasará igual, porque Henry "hará" que pase. Vete, vete pronto."
                   Retrocedió dos o tres pasos. Entonces Henry Bowers dijo:
                   --El que mató a tu perro fui yo, negro.
                   Mike quedó petrificado, como si lo hubieran golpeado en el vientre con un bola
                de hierro. Miró a Henry Bowers a los ojos y comprendió que ese chico estaba
                diciendo la verdad: él había matado a "Mr. Chips".
                   Ese momento de comprensión le pareció casi eterno; mientras miraba los ojos
                enloquecidos de Henry, rodeados de sudor, y su cara ennegrecida por la cólera, le
                pareció comprender muchas cosas por primera vez; la menor de ellas, que Henry
                estaba mucho más loco de lo que él había imaginado. Comprendió, sobre todas
                las cosas, que el mundo no era bueno. Fue eso, antes que la noticia en sí, lo que
                le arrancó el grito:
                   --¡Maldito cobarde hijo de puta!
                   Henry emitió un chillido de ira y atacó la alambrada subiendo como un mono,
                con fuerza brutal que resultaba aterrorizante. Mike aguardó un momento más, por
                ver si esa voz adulta que había hablado dentro de él decía la verdad. Y si, decía la
                verdad porque tras una pequeñísima vacilación, los otros también empezaron a
                trepar.
                   Mike giró en redondo y volvió a correr cruzando las vías del ferrocarril. El tren
                que los Perdedores habían visto cruzar Los Barrens estaba ya muy lejos; no se
   469   470   471   472   473   474   475   476   477   478   479