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ese pájaro de tu puerta, Mikey. Créeme. Si supieras usar la cabeza te irías de
                aquí, saldrías de Derry ahora mismo. Si no sabes usarla, acabará como la que ves
                aquí. El mensaje de hoy, para transitar el gran sendero de la vida, es: Usala si no
                quieres perderla, mi buen amigo.
                   La cabeza rueda hasta quedar con el rostro hacia abajo (las plumas de la boca
                emiten un horrible crujido) y cae de la nevera. Golpea contra el suelo y rueda
                hacia él, como una horripilante pelota; el pelo pegoteado de sangre cambia de sitio
                con la cara sonriente, rueda hacia él, dejando un viscoso rastro de sangre y
                trocitos de pluma, mientras la boca sigue moviéndose alrededor de su coágulo de
                plumas.
                   --¡Bip-bip, Mikey! -chilla, mientras Mike retrocede como enloquecido con las
                manos tendidas hacia delante para protegerse-. Bip-bip, bip-bip, bip-bip, coño, bip.
                   De pronto se oye un súbito pop, como el de un corcho de plástico al escapar de
                una botella de champán barato. La cabeza desaparece. "Era real -piensa Mike,
                atónito-. No hubo nada sobrenatural en ese ruido; era el ruido del aire que vuelve
                a un espacio súbitamente vacío... Real, oh, Dios, real." Una fina red de gotitas
                rojas flota hacia arriba y vuelve a caer con un repiqueteo. Pero no hará falta
                limpiar el saloncito; Carole no verá nada cuando vuelva mañana, aunque tenga
                que ir pateando globos para llegar hasta el hornillo a prepararse el primer café de
                la mañana. Qué práctico. Y Mike ríe con estridencia.
                   Levanta la vista. Sí, los globos siguen allí. Los azules dicen: "Los negros de
                Derry son unos pájaros tontos". Los naranjas: "Los Perdedores siguen perdiendo,
                pero Stanley Uris va a la cabeza".
                   No tiene sentido subir si no se puede bajar, ha dicho la cabeza parlante. No
                tiene sentido bajar si no pueden volver a subir. Eso último le hace pensar otra vez
                en los cascos de minero. De pronto recuerda el primer día en que bajó a Los
                Barrens, tras la reyerta a pedradas. Fue el 6 de julio dos días después de haber
                marchado en el desfile de la Independencia... dos días después de haber visto al
                payaso Pennywise en persona, por primera vez. Después de pasar aquel día en
                Los Barrens, escuchando sus anécdotas y contando la propia, fue a su casa y
                preguntó a su padre si podía mirar su álbum de fotografías.
                   ¿Por qué, al fin de cuentas, bajó a Los Barrens aquel 6 de julio? ¿Sabía
                entonces que los hallaría en ese lugar? Sí, por lo visto. No sabía sólo que estaban
                allí, sino dónde estaban. Recuerda que hablaban sobre una casita para el club.
                Pero a él le pareció que hablaban sobre eso por no hablar de otro tema que no
                sabían cómo abordar.
                   Mike levanta la vista hacia los globos. Trata de recordar exactamente qué pasó
                ese día caluroso. De pronto le resulta importante recordar exactamente qué pasó,
                cada matiz de lo vivido, su estado anímico del momento.
                   Porque fue entonces cuando todo empezó a ocurrir. Hasta el momento los otros
                habían estado hablando de matar a "Eso", pero sin hacer ningún movimiento,
                ningún plan. Con la llegada de Mike, el circulo se cerró y la rueda empezó a girar.
                Algo más tarde, ese mismo día, Bill, Richie y Ben fueron a la biblioteca para iniciar
                una seria investigación sobre cierta idea que Bill tenía desde hacía un par de días,
                una semana, un mes. Todo comenzaba a...
                   --¿Mike? -llama Richie, desde la sala de ficheros, donde se han reunidos los
                otros-. ¿Sigues allí?
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