Page 490 - Microsoft Word - King, Stephen - IT _Eso_.DOC.doc
P. 490

--¿Y después? -preguntó Mike.
                   --Después ponemos una tapa arriba.
                   --¿Eh?
                   --Ponemos tablas sobre el agujero. Se puede instalar una puerta-trampa o algo
                así, para poder entrar y salir. Hasta las ventanas, si queremos.
                   --Ne-necesitamos b-b-bisagras -apuntó Bill, sin dejar de mirar las nubes.
                   --Las podemos comprar en la ferretería de Reynolds -dijo Ben.
                   --¿T-t-todos te-tenéis a-a-asignaciones?
                   --Yo tengo cinco dólares -dijo Beverly-. Los ahorré cuidando niños.
                   Richie empezó a arrastrarse hacia ella.
                   --Te amo, Bevvie -dijo, mirándola con ojos melancólicos-. ¿Quieres casarte
                conmigo? Viviremos en una cabaña entre los pinos...
                   --¿Queée? -preguntó Beverly, mientras Ben los observaba con una extraña
                mezcla de ansiedad, diversión e interés.
                   --En una "piraña" entre los "canos" -dijo Richie-. Con cinco dólares alcanza,
                cariño. Tú y yo, con el bebé, somos tres.
                   Beverly, ruborizada, rió un poco y se apartó de él.
                   --Co-co-compartimos gastos -dijo Bill-. P-p-por eso t-t-tenemos un cclub.
                   --Y después de poner la trampilla -prosiguió Ben-, aplicamos una cola especial
                que se llama Tangle Track y pegamos el césped. Podemos cubrirla con hojarasca.
                podríamos estar ahí abajo y la gente (Henry Bowers, por ejemplo) pasaría por
                arriba sin darse cuenta de nada.
                   --¿Se te ocurrió a ti? -preguntó Mike-. ¡Jolín es estupendo!
                   Ben sonrió. Le había llegado el turno de ruborizarse. Bill se incorporó
                súbitamente y miró a Mike.
                   --¿Q-q-quieres par-participar?
                   --Oh... claro -respondió Mike.
                   Los otros intercabiaron una mirada, Mike la sintió, además de verla. "Somos
                siete", pensó. Y se estremeció sin motivo aparente.
                   --¿Cuándo vais a abrir el agujero?
                   --M-m-muy p-pronto -dijo Bill.
                   Y Mike supo (lo supo) que no se refería sólo a la casita subterránea. Ben
                también lo supo. Y Richie y Beverly y Eddie. Stan Uris había dejado de sonreír.
                   --V-v-vamos a in-iniciar el p-p-proyecto muy pronto.
                   Entonces se hizo una pausa y Mike cobró súbita conciencia de dos cosas:
                querían decirle algo... y él no estaba seguro de querer saberlo. Ben había recogido
                un palito y hacía garabatos en el polvo, el pelo le ocultaba la cara. Richie se
                mordisqueaba las uñas, ya melladas. Sólo Bill lo miraba de frente.
                   --¿Pasa algo? -preguntó Mike, intranquilo.
                   Bill habló con lentitud:
                   --E-e-esto es un c-c-club. Pu-puedes e-e-entrar, pero t-t-tienes que guguardar n-
                n-nuestros se-se-se-cretos.
                   --¿Como el de la casita quieres decir? Mike, más intranquilo aún-. Bueno, por
                supuesto que sí...
                   --Tenemos otro secreto, chico -dijo Richie, sin mirarlo-. Y Gran Bill dice que este
                verano tenemos que hacer algo más importante que casitas subterráneas.
                   --Y tiene razón -agregó Ben.
   485   486   487   488   489   490   491   492   493   494   495