Page 84 - El retrato de Dorian Gray (Edición sin censura)
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Tengo nuevas pasiones, nuevos pensamientos, nuevas ideas. Soy diferente,
pero no debo gustarte menos. He cambiado, pero debes seguir siendo siempre
mi amigo. Por supuesto que aprecio mucho a Harry. Pero sé que tú eres mejor
que él. No eres más fuerte. Le temes demasiado a la vida. Pero eres mejor. ¡Y
qué felices solíamos ser juntos! No me abandones, Basil, y no te enfades
conmigo. Soy lo que soy. Eso es todo.
Hallward se sintió extrañamente conmovido. Recio y franco como era,
había algo en su naturaleza puramente femenino en su ternura. Quería al
muchacho infinitamente, y la personalidad de éste había supuesto un hito
decisivo para su arte. No podía soportar la idea de seguir haciéndole
reproches. Después de todo, aquél probablemente era un mero estado de
ánimo que pasaría. Había tanto en él que era bueno, tanto en él que era noble.
—Bien, Dorian —dijo, al fin, con una sonrisa triste—. No volveré a
hablar contigo de este asunto horrible después de hoy. Sólo espero que tu
nombre no se relacione con él. La investigación va a ser esta tarde. ¿Te han
citado?
Dorian movió la cabeza, y una mirada de fastidio pasó por su rostro al oír
mencionar la palabra «investigación». Había algo tan crudo y vulgar en todos
los asuntos de esa índole.
—No saben mi nombre —respondió.
—Pero seguro que ella sí lo sabía.
—Sólo mi nombre de pila, y estoy seguro de que nunca se lo mencionó a
nadie. Me dijo una vez que todos sentían gran curiosidad por saber quién era
yo, y que ella invariablemente respondía que me llamaba Príncipe Azul. Fue
bonito por su parte. Tienes que hacerme un dibujo suyo, Basil. Me gustaría
tener de ella algo más que el recuerdo de unos pocos besos y unas patéticas
palabras incumplidas.
—Lo intentaré, Dorian, si es lo que quieres. Pero debes venir y posar tú
mismo para mí de nuevo. No puedo arreglármelas sin ti.
—Nunca volveré a posar para ti, Basil. ¡Imposible! —exclamó al tiempo
que retrocedía.
Hallward se quedó mirándolo.
—¡Querido muchacho, qué cosa tan absurda! —exclamó—. ¿Quieres
decir que no te gusta el trabajo que hice contigo? ¿Dónde está? ¿Por qué has
puesto el biombo delante? Déjame verlo. Es lo mejor que he pintado nunca.
Quita ese biombo de ahí, Dorian. Es simplemente horrible por parte de tu
sirviente ocultar mi obra de ese modo. Tuve la sensación al entrar de que en la
habitación había algo distinto.
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