Page 106 - El Terror de 1824
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102 B. PÉREZ (JALDOS
En el paquete había cartas, muchas cartas^
pero Sola buscó entre todas una que debía de
ser la principal, y hallada se puso á leerla.
Por temor á ser interrumpida, encerróse en la
alcoba, y sentándose en un rincón, arrojó to-
do su espíritu sobre un papel escrito. Allí es-
tuvo largo rato aleteando sobre él, como la
mariposa sobre la flor, y tan pronto lloraba
como reía, según los sentimientos expresados
por aquella sombra de un sér vivo á la cual
se llama carta. Después miró uno por uno los
sobrescritos de las otras, y al hacer esto no
mostraba mucho contento, antes bien temor.
Además, el paquete contenía una cajita peque-
ña con dinero en monedas de oro. Contólas
una por una, y después lo guardó todo cuida-
dosamente, á excepción de las cartas que no*
eran para ella. De éstas hizo un nuevo paque-
te que ocultó en su seno.
Púsose la mantilla para salir. D. Patricio
vió pintado en el semblante de la joven el
gran goz) que la dominaba, y dando el últi-
mo escobazo, se dirigió á ella sonriendo. Sola;
se detuvo en la puerta, y mirando á su prote-
gido con expresión de lástima y de bondad, le
dijo:
— Abuelo Sarmiento, si yo tuviera que mar-
charme para Inglaterra, ¿qué harías tú, vie-
jecillo bobo?
Y diciendo esto y sin dejar de mirarle, bajó
la escalera.
Inmóvil y perplejo D. Patricio, empuñando
con su derecha mano el palo de la escoba, y
alzando la siniestra hasta la altura de su fren-