Page 113 - El Terror de 1824
P. 113
EL TERROR DE 1824 109
Un nuevo temporal deshecho de lágrimas,
ayesy acongojados sollozos, interrumpió la na-
rración de la inocente doncella.
— Yo me voy, — dijo Sola levantándose brus-
camente.
—No digas eso — repuso Elena tirando de
la falda de su amiga. — Voy á estar llorando
todo el día: acompáñame.
— Después.
— Ahora.
— Tengo que salir, — repitió Sola sin mirar
á su amiga y oprimiéndose el seno.
— ¿Qué llevas ahí?— preguntó Elena tocan-
do también y sintiendo rumor de papeles.
— Nada, nada, — repuso la huérfana con tur-
bación.
— ¡Ahí picara... las cartas de tu novio. .. y
no me has querido decir quién es... y dices
que no tienes ninguno; jy te escribe tantos
pliegos!... Ahí llevas una resma... No te va-
yas, por amor de Dios.
Sola se despidió de su amiga con gran des-
asosiego.
— Parece que se te ha desvanecido la ale-
gría,— le dijo la muñeca.
— Adiós.
—Espera un rato.
— Ni un minuto., .Hoy á verá una persona...
— ¿No me has dicho que á comprar otro
Vestido?
— Es verdad... volveré pronto. Adiós.