Page 137 - El Terror de 1824
P. 137
EL TERROR DE 1824 133
<dificil cumplirlo? De ningún modo. Los que
necesitan de la política para vivir, porque si
no hay bullanga no comen, difícilmente acep-
tarán esta obscura vida privada que es mi de-
licia. Quite usted á los intrigantes la política,
y será como si les cortaran las manos á los
rateros ó los pies á las bailarinas. ¿Digo mal? /
Hoy con este partido, mañana con el otro, ello
es que siempre se les ve á flote...
A D. Benigno se le cayó del tenedor un pe*
dazo de calabacín que en él tenía, aguardando
á que la boca callase para entrar. La causa de
tan inesperado siniestro fué que Doña Robus-
tiana le estaba tocando el codo, primero sua-
vemente y después con fuerza, para que su
marido cayese en la cuenta de que estaba ha-
biendo la sátira de Pipaón.
— Verdad es que no todos los que se ocupan
de política son así — dijo el honrado comer-
ciante pinchando de nuevo la hortaliza, — yo
fie comprende; pero ni á unos ni á otros quie-
ro parecerme. La vida privada es hoy inisue-
fio de oro,.. No quiere decir que en lo íntima
de mi alma no exista siempre... pero dejemos
esto. Puede uno llevar en su fuero interno
el fardo que más le acomode, sin necesidad de
ponerse una etiqueta en la frente... esto es cla-
ro como el agua. No hay necesidad de meter •-6
ruido. En la vida privada puede tener el buen
ciudadano mil ocasiones de realizar fines pa-
trióticos y de servir á la patria. ¿Cómo? Cum-
pliendo lealmente esa multitud de pequeños
esfuerzos que en conjunto reclaman tanta ener-
gía como cualquier acto de heroísmo: así lo ha