Page 145 - El Terror de 1824
P. 145
EL TERROR DE 1824 141
nerviosos, se habían exacerbado á causa de la
inquebrantable resistencia á tomar alimento.
Cuando Pipaón entró, no podía dar un paso en
la estancia, porque estaba casi á obscuras con
objeto de que la luz no molestase á la señora;
mas por los suspiros que oía se fué guiando
hasta que dió con el lecho, y pudo distinguir á
Sólita, sentada junto á éste sin apartar la aten-
ción ni un punto de su infeliz amiga.
El ilustre Cortesano de 1815 se sentó, cui-
dando de exhalar también un gran suspiro
para que no se dudase de la autenticidad de su
pena, y después de enterarse con mucha soli-
citud del estado de la paciente, dijo así:
—Señora, he visto á Chaperón.
Doña Robustiana contestó con un quejida
lastimero.
— Señora— añadió Bragas, — he visto á Ay-
merich, jefe de los voluntarios realistas.
Respondióle otro quejido seguido de sollozos.
— Señora, he visto á Ugarte, á Zea Bermú-
dez, á varios individuos de la Junta secreta de
Estado, á dos individuos de la Comisión mi-
litar.
No obtuvo respuesta.
— Señora, he visto á Calornarde, he habla-
do con él: estaba almorzando, me hizo pasar,
le dije lo que ocurría, contestóme que viese á
D. José Manuel de Arjona. También es amigo
mío: hemos hablado largamente. Voy á ente-
rar á usted con toda claridad de la verdadera
situación en que estamos, situación grave, se-
ñora, ¿á qué ocultarlo? pero no desesperada.
Yo creo que se deben pintar los sucesos tales