Page 147 - El Terror de 1824
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EL TERROR DE 1824 143
juiciosas: «En vista de lo que pasa, ¿puede el
Gobierno ser benigno?»
El discreto amigo no recibió contestación ni
de la enferma ni de Soledad; pero lo mismo .
que si la recibiera, prosiguió diciendo:
— Exactamente: no puede ser benigno. Los
frailes, los obispos, todos los absolutistas de
temple incitan al Gobierno á extirpar la negre-
ría; los voluntarios realistas, que son más le-
vantiscos ó indomables que la malhadada Mi-
licia nacional de marras, amenazan con su-
blevarse si no se les da todos los días sangre
de liberales, horcas y más horcas. ¿Y qué se ha
de hacer? Sobre ellos, sobre esa base poderosa
se asienta el edificio del absolutismo, y ¡ay de
todo esto el día en que los voluntarios de la
Fe pasen del descontento á la sedición y de las
palabras á los hechosl Por lo dicho, compren-
derá usted que en la situación actual, cuando
alguno, aunque sea inocente, tiene la desgra-
cia de caer en la cárcel, no es fácil sacarle de
ella á dos tirones...
Doña Robustiana exhaló la mitad de su
alma en un gemido.
— No quiere esto decir que D. Benigno y su
niña no puedan salir — añadió Bragas;— sal-
drán, sí, señora; saldrán con la ayuda de Dios.
Pero es difícil, sumamente difícil, ¿por qué he
de decir otra cosa? ¿Por qué he de engañar á
usted con ilusiones que luego serían amargos
desengaños? Ahora examinemos el delito de
nuestros queridos presos.
Al oir esto estremecióse otra vez el lecho, y *
oyéronse sílabas torpemente articuladas.